25. CUESTIÓN DE MAGIA (Ángel Saiz Mora)
(Relato fuera de concurso)
Presentó a su marido como Toni el Grande. Él sacó de la oreja de su ayudante varios pañuelos coloridos.
La gente mantuvo la vista baja cuando ella se paseó por el vagón con un saquito en el que nadie introdujo nada.
-A últimos de mes la gente anda justa. Hay que insistir –justificó la mujer.
– Habrá que sacar la artillería pesada –dijo Toni el Grande.
Se quitó la chistera. Con golpes de varita y una mano extrajo un conejo blanco. El animal acabó de un brinco entre coche y andén, justo antes de que las puertas se cerrasen. Las ruedas implacables, como todo en ese día, dieron cuenta de él.
Regresaron a casa cabizbajos.
El matrimonio conectó el viejo ordenador. Por videoconferencia su hija les dijo cómo habían transcurrido las clases. Aún quedaba un trimestre para que terminase ese curso en el extranjero, que apenas podían costearle.
-La verdad, no sé cómo podéis pagar esto. A veces creo que sois magos –comentó la joven.
Rieron nerviosos. Al menos, hoy no había preguntado por la mascota que les dejó a su cargo.
Se acostaron sin cenar, temprano, para no hacer gasto eléctrico. Mañana tomarían otra vez el metro.
Nos dejas un relato preñado de ternura, pero que, sabiamente, nos muestra también otras cuestiones no tan amables, como la dificultad para sobrevivir de unos verderos artistas, el desprecio que pueden llegar a sufrir (quiero comprender a los viejeros, puede que ellos también tengan sus problemas o que estén cansados de ver lo mismo o a los mismos, día tras día), la ausencia (ojalá que temporal) de su hija, la muerte del pobre bicho, puede que una de sus últimas opciones de aumentar el atractivo de su número. Pero, cubriéndolo todo, más que la resignación yo quiero ver la esperanza y también el calor, personal y real,que les da el estar juntos. Me ha gustado, Ángel. Un abrazo.
Qué no harían unos padres que se precien por sus hijos, esos seres que vienen al mundo sin manual de instrucciones y por los que, gustosos, cambiamos nuestras costumbres y todo lo adaptamos a su bienestar, al tiempo que nos olvidamos de nosotros mismos. Como bien dices. esta pareja quizá tengan un arte más que dudoso, pero están juntos y convencidos de que hacen lo correcto. Seguro que la suya no es la felicidad plena (quién puede decir que la tiene), pero se le acerca mucho.
Muchas gracias por tu amable comentario con sus interesantes matices.
Un abrazo, Jesús
Hola, Ángel, o don Ángel, ahora que eres jurado.
Un texto muy humano, como tantos de su autor. El Metro, sabedor de tantas historias y posibilitador de las mismas. Todo se les tuerce a estos magos: la gente no pica, no está el horno para bollos; y, para colmo, el conejo pasa a mejor vida, aunque seguro que ellos , los magos, no le trataban mal. Pero esa hija les une y les hace sacar fuerzas de donde ya no las tienen para seguir con su rutina y con sus sacrificios. Es cuestión de magia, sí, ser tan buenos y tan magníficos padres, la magia que tú tienes.
Un abrazo muy fuerte.
No tenemos que irnos muy lejos. La mayoría sabemos que nuestros padres hicieron por nosotros más de lo que sería exigible y razonable a unos tutores competentes. Es algo de lo que nos damos cuenta con el tiempo, cuando, a veces, ya es tarde. La descendencia es motivo de alegría y, a la vez, una gran responsabilidad, pero no hay carga pesada cuando los buenos sentimientos están presentes. Ejercer de mago en el transporte público o plantar hortalizas, cualquier cosa puede ser válida si es por un hijo.
El tratamiento me viene un poco grande, pero agradezco mucho tus palabras, Eduardo. Otro abrazo fuerte para ti
Un texto que nos deja con un mensaje y con una pregunta a la vez.
El mensaje es la entrega de los padres que, en ocasiones, han de echar mano literalmente a la magia para cumplir los sueños de los hijos.
Y la pregunta, incontestable de siempre: qué sociedad es ésta en la que el derroche de unos viene de la estrechez de otros
Muchos más mensajes y preguntas pueden sacarse de tu texto, sin duda, pero yo me quedo con estas.
Magistral como siempre, Ángel. Un abrazo.
Lo que para unos no supone demasiado, apenas un tramite asumible, para otros conlleva un sobreesfuerzo suplementario difícil de afrontar, pero no por ello debería nadie amilanarse. Nada hay mejor que la consagración a una buena causa, tratar de dar el mejor porvenir posible a nuestros sucesores lo es. La vida, la suerte, los beneficiarios, harán lo que quieran o puedan con lo que se les ofrece con sacrificio, pero tener la conciencia de que se ha hecho lo correcto no tiene precio.
Mil gracias, Manoli. Un abrazo
Estimado Don Ángel. Yo también pongo el «Don» delante, aunque sé que es usted persona humilde y no necesita de tal trato, siendo eso más motivo para ser merecedor del mismo. Este relato tiene para mí una lectura profunda. La educación de calidad es un derecho que por desgracia cada día cuesta más caro. Son muchos los padres que deseando el desarrollo potencial de sus hijos, se convierten en magos que estiran sus escasos recursos hasta límites insospechados. Cabría esperar que esos hijos, en un futuro, sean capaces de reconocer y recompensar el arte de sus progenitores, aunque seguro que ellos se darían por compensados solo con un poco de cariño. Cariño y respeto como el que yo le tengo a usted Don Ángel. Un abrazo.
Las clases menos pudientes parecen condicionadas desde el origen a que su situación precaria se prolongue. Hay baches demasiado hondos, de los que no se puede salir así como así. Es triste que personas válidas no tengan la oportunidad de desarrollarse de forma plena, solo porque circunstancias de las que no son responsables pesan como una losa. Los padres no deberían esperar que los hijos les devuelvan de alguna manera sus desvelos, solo el cariño, ese es el mejor regalo.
Como he dicho al amigo Eduardo, los tratamientos me superan, aunque estén al orden del día, pero agradezco mucho y me emocionan tus amables palabras, una inyección de ánimo para seguir, en la medida de lo posible, con esta afición de juntar letras que tan arraigada tenemos.
Un abrazo grande y muchas gracias
Muchas familias tienen que hacer magia cada dia de su vida para sacar la familia adelante. Estos padres tuyos tienen suerte porque su hija valora su esfuerzo pero…en otras familias, los hijos viven en el limbo y no tienen ni idea de cómo es de verdad, la vida de sus padres.
Felicidades Ángel. Buena noche.
Aquello de «es de bien nacidos ser agradecido» parece fuera del carácter de algunas personas. Quien desprecia, sin motivo, a sus padres, cae en una falta abyecta que condiciona todo su proceder, alguien de quien no es posible fiarse.
Imagino que muchos no sabemos hacer trucos de magia, pero sí somos capaces de entender a esta pareja de artistas y de apreciar que su labor está justificada y es reconocida.
Muchas gracias, Mercedes. Un abrazo
Una de las cualidades que destacaría de ti, Ángel (aparte de tu gran capacidad para crear historias como el «mago» de tu relato) es una sensibilidad a flor de piel, que siempre queda patente en tus textos. Te dan un toquecito en el corazón, incluso hasta los más irónicos o de humor negro.
En este caso, unos abnegados padres se dejan la piel para que su hijita tenga un futuro mejor. No dudan en hacer lo posible y lo imposible. Deduzco que la niña ni sabe a qué se dedican los padres. Como tantas y tantos…
Otra muestra de tu buen hacer. Me ha «hechizado».
Precioso, Ángel.
Besitos.
Esa joven intuye que sus padres se esfuerzan lo indecible para que tenga acceso al mejor porvenir. Ellos lo ocultan, no vaya a ser que se lo censure o prohíba, que no comprenda que esa actitud, pese al sacrificio que conlleva, es la que desean tener, que no conciben otra, que son felices así.
Muchas gracias por tus amables palabras, María José, para mí son muy valiosas, aunque has de saber que también tengo relatos con personajes implacables, quizá para no olvidar que el ser humano, por desgracia, puede llegar a tocar cualquier extremo.
Gracias otra vez. Besos
Qué estupendo relato, Angel. Para escribir así no solo es necesario encontrar las palabras precisas, hace falta llevar dentro ingenio y corazón.
De tener algún mérito, todo sería de Toni el Grande y de su insustituible ayudante, una pareja madura a quienes une y mueve la mayor de las motivaciones.
Mil gracias, Paloma. Un abrazo
Ángel, tierna y preciosa historia de una realidad que es la de muchas familias. El afan por mejorar las especie y el cariño no conocen límites. Saludos y enhorabuena por tu nominación.
Cuando al afán de mejorar, innato al ser humano, se une el cariño, la gente es capaz de grandes cosa, hasta el punto de que, como bien dices, no existen límites.
Gracias, Calamanda. Saludos
Relato cuya lectura deja un sabor agridulce, ya que despierta tiernos sentimientos a la par que invita a la reflexión sobre un cruda realidad.
Mi corazón y mi cabeza te felicitan por ello, Ángel.
Un abrazo.
Ternura y crudeza pueden existir a la vez, por antagónicas que parezcan. Dos conceptos que has sabido extraer muy bien, Nuria.
Muchas gracias por tu lectura y tus palabras y un abrazo
Ángel, yo no soy padre y es por eso que todavía, no he experimentado en persona el sentimiento de sacrificarse por un hijo.
Aún así tú me lo haces llegar a través de tu relato que es fiel reflejo de la realidad de nuestros días dónde aquellos padres que no tuvieron la oportunidad de formarse para lograr un buen trabajo intentan que sus hijos tengan una vida mejor que la suya a costa incluso de su propia felicidad.
Además tu historia me parece tierna y emotiva.
Enhorabuena, y saludos
Esa generación de padres a los que te refieres no tuvieron oportunidad de formarse ni de prosperar en la mayoría de los casos. Pasados los años los tiempos empezaron a cambiar, se abrió una pequeña rendija para que sus hijos salieran adelante mejor que ellos, entonces no dudaron en dejarse hasta el alma en el empeño. Decimos que son sangre de nuestra sangre, aunque en realidad no nos pertenecen, pero con unas circunstancias u otras seguimos haciendo por ellos todo lo que podemos.
Gracias por tu lectura y comentario, José Luis. Saludos
Qué historia más tierna, qué pillín eres, cómo sabes sacarnos la lagrimita… ¡Ay, si yo fuera jurado este mes…! Jajaja…
Un besote.
Lo de la lagrimita no es difícil contigo. Entre tus buenas cualidades, tienes la de ser sensible.
Muchas gracias y otro besote para ti
Artistas y magos como muchos padres y madres, como tú.
Gracias por el regalo de tus palabras
Creo que soy más bien prudente, aunque he cometido dos osadías: una, contribuir a traer hijos al mundo sin manual de instrucciones; otra, tan temeraria o más, inventar historias y contarlas. No sé si ambas actividades tendrán algo de mágicas; lo que si puedo decir es que son un aprendizaje constante apasionante.
Muchas gracias, Luisa. Un abrazo
Tu relato, Ángel, posee el verdadero don de la prestidigitación. Suponiendo que pudiéramos hacer desaparecer su envoltura formal, su esencia, como por arte de magia narrativa, seguiría presente entre líneas sin perder un ápice de su fuerza. El retrato social que recreas en él trasciende, a mi modo de ver, la anécdota de los buscavidas de magos, y compone una fotografía palpitante del momento crítico que tantas familias están pasando en la situación de crisis actual. Poderoso de nuevo tu pulso para traer a colación el asunto humano y desarrollar con tu sensibilidad y estilo característicos un trasfondo donde el drama y la esperanza se agarran al hilo irónico de la vida para sobrevivir y «echar palante».
Grande, tú, y el abrazo que te mando.
Manuel, tus palabras te delatan, pues son tan grandes como tú. Has visto muy bien que, aparte de las peripecias concretas de estos dos artistas maduros, hay detrás un trasfondo de necesidad, derivada de una injusticia. Que una joven, sin duda capacitada, vea limitadas sus posibilidades para formarse por una mera cuestión económica, resulta de lo más triste. Sabemos que es una utopía pensar que todo ser humano debería tener el mismo acceso a los derechos básicos, pero nadie nos puede impedir dejar de hacerlo. Esta pareja de magos tratan de nivelar un poco, aunque solo sea unos miligramos, tanto desequilibrio.
Mil gracias, Manuel. Un abrazo grande
Hola, ÁNGEL. Tarde pero seguro, me asomo para decirte cuánto me ha gustado esta parejita de padres, tan mágicos y buscavidas ellos. Tiene motivos de más para estar orgullosa esa hija estudiando en el extranjero; ya tendrán plata para comprarle otro conejito o, en el mejor de los casos, sacar uno de la chistera 😉
Como siempre, un gustazo leerte, amigo.
Un beso grande,
Mariángeles
Nunca es tarde, Mariangeles, para recibir con agrado la atención y la lectura de una buena amiga. Aunque estemos fisicamente a mucha distancia, siempre eres cercana y atenta.
Muchas gracias y otro beso grande para ti.
Magia, amor y entrega al servicio de un relato lleno de sensibilidad, y que nos emociona a la vez que nos recuerda que nadie tendría que hipotecar su vida en pos de un derecho fundamental, el conocimiento. Gran relato, Ángel. Abrazos.
Entrega total y un trasfondo de injusticia. Lo has explicado muy bien, Salvador.
Muchas gracias y me alegro de que te guste.
Un abrazo
Es invariable el alto nivel que ofreces en cada historia, así como la gran calidad humana y la pureza de sentimientos que poseen tanto tus personajes como los mensajes que se extraen tras leer lo que les pasa. Una vez te dije que todo ello me recordaba a las obras de Dickens, y hoy, por habérmelo vuelto a dejar tan patente, te lo repito. Siempre es un gozo leerte, porque es que además posees el don de saber narrar con sencillez y eficacia, algo que para mí es de agradecer en literatura.
Enhorabuena una vez más, Ángel, mago de los relatos.
Un abrazo.
Que alguien de tu calidad humana, que además escribe como lo hace, diga que le recuerdo a Dickens, es algo que me alegra para todo el día, lo que resta de año y cuanto tenga que venir. A esta satisfacción personal se une otro gozo, este compartido con todo los que te conocemos, que es el de poder tener acceso a tus letras, historias de construcción impecable, llenas de originalidad y que abarcan temas tan diversos. Tú si que tienes magia, amigo Enrique.
Mil gracias (y me parecen pocas) y otro abrazo para ti
Qué maravilla de relato, Ángel. Creo que en algún otro sitio he comentado que artista es aquel que consigue despertar una emoción y tú lo haces con maestría. Lástima que esté fuera de concurso.
Felicidades y un abrazo
Concursos aparte, si me he acercado un poco a ese efecto estoy más que satisfecho.
Muchas gracias por tus palabras, Anna.
Un abrazo
Ángel, nos presentas un relato mágico lleno de ternura. Esos padres que hacen todo lo posible porque su hija pueda seguir sus estudios. Precioso.
Un abrazo
Por la descendencia estamos dispuestos a cualquier sacrificio. Tiene algo de obligación, pero también sale de dentro. Si se hace en pareja todo es más llevadero y adquiere aún mayor sentido.
Mil gracias, Blanca
Oro abrazo para ti