Ronda 3 – Banquete 9
Los participantes con el alias : LÁPIDA – CATACUMBA -MURCIÉLAGO
deberán escribir un relato :
- Cuyo tema central sea el pecado de la GULA
- Plazo : hasta el domingo 1 de octubre a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 150 palabras MÁXIMAS (título NO incluido)
- El TÍTULO debe contener una palabra de la lista 1 y además otra palabra de la lista 2. Admitimos singulares/plurales y cambios de género (femenino/masculino) de las palabras propuestas.
LISTA 1 : frenesí – telar – cazador
LISTA 2 : palabras – ojos – estrellas
Nota : El título puede tener más palabras (si queréis) usando siempre al menos una palabra de cada una de las dos listas e incorporando nuevas, por ejemplo serían válidos títulos como:
El cazador de la estrella polar, telar de palabras antiguas, frenesí del cíclope de un solo ojo
Dejad vuestro relato en este enlace
Podéis votar en este otro
CATACUMBA – Una estrella en cualquier telar
Nuestra estrella era todo un personaje. Lo fue de lactante, cuando dejó a su madre más seca que la mojama; en los comedores del colegio, con todos los niños llorando a su alrededor; en su Primera Comunión, donde no llegaron las Hostias para todos; en su boda, con los invitados comiéndose las uñas a falta de otra cosa, y hasta en su luna de miel, que le supo tan a poco…
Cuando lo subieron a bordo, el barco escoró a estribor. Se acodó rápidamente junto a las bandejas de los canapés y poco después, nuestra estrella y el buque eructaron al mismo tiempo y zarparon camino de una isla plagada de caníbales para explorar nuevos horizontes. Pasó de largo por las cubiertas de la Lujuria y de la Pereza desdeñando cópulas y bostezos, y se precipitó en la suya, donde la naviera había olvidado inconscientemente, poner límites en el bufé.
Me dejas sin palabras, catacumba, y me temo que, para mi desgracia, sin alimentos que llevarme a la boca. Tiene gracia lo del recorrido pecadil que te montas. saludos y nsuerte.
Genial 😉
MURCIÉLAGO – Gula 2.0: Ojos que no ven. Cazador que no siente.
Su real estómago ha dicho basta. Sus náuseas, generadas por la copiosa ingesta de comida en aquel desbordante banquete, lo sacan del castillo en busca del bosque. Allí, con la mente embotada por el vino, el gran cazador no siente el peligro que le acecha. El oso que en otras circunstancias hubiera sido víctima se convierte en verdugo.
«Tremendo final», cuelgo en mi muro, tras dedicar todo el domingo a ver la última temporada completa. Repaso en instagram mis últimos selfies, apreciando ya unos ojos maltrechos, síntoma de mis primeros problemas de visión. Hago caso omiso; toneladas de información esperándome al segundo en móviles, consolas, tablets, ordenadores, televisores… son demasiado apetitosas como para resistirse, alejándome de alertas y recomendaciones sobre el peligro que me acecha. Diversas operaciones no logran solucionar el problema. Mis ojos han dejado de ver. Mi cerebro, gran cazador de imágenes y palabras, también ha dicho basta…
LÁPIDA – Feliz frenesí de comilonas en las estrellas, amigo
Peio había sido el orgullo de nuestra Sociedad Gastronómica. La hostia, cómo zampaba. Decía el poeta que los botones huían del ojal para desvelar blancuras y blanduras mantecosas en sus lorzas. A mí me daba gusto ver cómo le relucía de grasa la barbilla, y que nunca faltaban migas de buen candeal en su pechera. Pero tuvo que cruzarse en nuestro camino la puñetera Natalia, cursi ya desde el propio nombre. Nata, la llamaba él, y la relamía entera delante de nuestras narices como un petimetre goloso. Cuando se les pasó el calentón, empezaron a sacarse defectos y se pusieron a régimen. Para la boda, dijeron. Se atiborraban de bífidus y acelgas con patata hervida. Él no resistió el déficit de proteína animal. Nunca hubo un adiós más magro y triste. Un viento de octubre nos arrebató el féretro que cargábamos a hombros y se lo llevó flotando ría abajo.