NOV07. EL CRUCIFIJO QUEMADO, de Jesús Alfonso Redondo Lavín
Algunas lenguas fariseas de aquel pueblo aseguraron que aquel maestro republicano tiró al fuego la efigie del Cristo crucificado, mostrando así su verdadera piel de rojo del demonio.
Nada más lejos de la realidad.
En 1932 el Gobierno de la Republica presidido por Azaña, el 21 de Mayo, entre otras disposiciones, prohibió la exhibición del crucifijo en las escuelas.
Tratando de evitar que las hordas lo arrancasen y los alienados beatos hiciesen de ello causa de martirio, mi abuelo Dionisio, retiró con discreción el crucifijo, que junto a la propia escuela, fue donación del Marqués de Valdecilla al pueblo de Orejo.
El abuelo fue un republicano ilustrado, maestro y teniente alcalde del concejo, Presidente de la Asociación Provincial de Magisterio de Santander y miembro de la Institución Libre de Enseñanza.
Siempre fue respetuoso con las leyes, con la religión y con el clero honrado.
Esta cruz, 80 años después, sigue, si cumple su función, amparando a mi familia. Nunca se quemó. Incluso recuerdo que pendía de la pared de la habitación donde en Valladolid, en el viejo caserón de la calle Marqués del Duero, fallecía Dionisio el 5 de Julio de 1964.
Quizá deba yo restituirla, pero:
– ¿A quién?…
Ostras, tú!!! Y seguro que tu abuelo se llamaba Dionisio!!
Pero que buenísimo! Cómo me ha gustado!!
Y como siempre, Jesús, un relato didáctico que nos enseña tanto y tan bueno.
Se llamaba Dionisio Restituto Redondo Muñoz, nacido en Valladolid; hijo de Braulio y Simona naturales de Cevico Navero provincia de Palencia. Sabida es la afición de los párrocos palentinos de forzar a las familias a nominar lo más góticamente posible a sus vástagos.
Como siempre muy agradecido por tu lectura y más aun por tu comentario.
Ya ves que sigue amparando,entonces dejala estar. Me ha gustado mucho
Abrazos
Gracias por leerlo y comentarlo. En ésto del amparo soy más pragmático. «Y vinieron los moros y nos molieron a palos que Dios «ampara» a los buenos, «solo», cuando son más que los malos».
Un abrazo.
El destino decidirá me ha encantado. Nuria
Gracias por leerlo. Los comentarios son el premio que uno espera en este mundo de soledades.
El destino será que tome una decisión.
Un abrazo.
Sigues estando en tu línea y en el buen nivel de tus bien montadas historias. Me gusta esta última. Es inagotable la fuente de la que te nutres para los relatos, es decir, tu familia en la mayoría de los casos, pero es que tienes una envidiable facilidad para entresacar de toda la información que, al igual que muchas familias, posees y has aprendido con años de vida en común, para descubrir en qué punto de la información comienzas para, con invisibles trazos y recursos, convertir una historia familiar en texto literario. Me encanta, eres un maestro. ¡Pam, pam, pam, y ahora termino, que he llegado a alrededor de doscientas! Un beso. Marcos
Gracias Marcos. Este Blog de JAMS me permite dejar a mis descendientes hechos domésticos que puedan rememorar en sus futuras navidades. Cualquier anécdota de nuestros mayores, mara mí, tiene el valor de un tesoro. Lástima que los obligados silencios de la postguerra y luego la puta «TELE», robadora de diálogos familiares, nos escondieron aquellos relatos. Hoy los octogenarios de mi familia, libres, van soltando cosas y están deseando hablar conmigo para que se las escriba. Éste es el caso de la historia del crucifijo, de la que me enteré hace escasamente hace dos años.
Literario… histórico… no lo sé, sólo sé que está excelentemente escrito.
Esta afición por escribir me ha surgido ahora a punto de jubilarme. Siempre he sido trabajador de números de los de 8 a 8. Suplo con permanencia la falta de inteligencia. No sé si es mi propio cuerpo el que me está empujando a relatar para ocuparme en algo cuando ya no me den ni sumas ni restas.
Estoy tratando de aprender de nuevo la gramática y te juro que leo reglas que no me suena haberlas estudiado en mi vida de alumno, mayormente de maestros frailunos.
Pues si haces los números igual de bien que las letras, te paso mis libretas p´a que me soluciones unos problemillas de esos de a final de mes.
Y otro vocablo p´a mi colección redondolaviniana: «frailunos». Me lo quedo!!.
De pequeño cogía libélulas, de las pequeñas, de alas blancas, verdes,azules y hasta coloradas en el riachuelo que corría bajo mi casa en Lezama (Vizcaya). No se veían pero tiraba un palito al rio y curiosas salían volando hacia él en cuanto tocaba el agua. Me has recordado a aquellas libélulas, acabo de escribir el anterior comentarioy no han pasado 10 segundos y has volado inmediata.
Besos.
Mira, Jesús, es que me tienes enganchada, como a esas pobres libélulas. Te contaré que me dan mucho miedo al igual que las mariposas y que las he sufrido cuando joven muchacha iba a pasar los domingos a los montes que rodean tu pueblo. Hasta que llegó el progreso y nos jodió el monte.
Y en invierno, oroldi para el nacimiento y arrugis en verano. ¿no?
Besos como arruguis.
Cuantas historias tristes se guardan en las familias, como tu crucifijo, y tu eres un gran cronista de ellas. Felicidades.
Un honor, que una campeona lea mis recuerdo.
Besos.
Lo que daría yo porque alguien en mi familia tuviese la memoria historico-familiar que tienen la suerte de tener los Redondo Lavín. El fuego, que en este relato es el protagonista ausente, muy original planteamiento. Debio decirte que esá maravillosamente escrito, neutral en lo histórico, aportando detalles que lo hacen muy verosimil, con matices irónicos, diciendo sin decir (muy bueno lo del clero honrado) me gusta el cambio de pasado, al presente y la pregunta final.
Mi abuelo, médico de Santurce, también fue injustamente condenado por rojo, me has hecho recordarlo, su leyenda digamos que murió cuando yo tenía un año. Gracias Jesús Alfonso.
Fué precisamente el clero, no honrado, el que propaló que el abuelo quemó el crucifijo. «Menudos curas patearon mi pueblo».
Gracias María.
Hola Ana de todos los rincones, de almenas y fogones. No sabes cuanto apreciamos tu hiperactividad lectora y tus halagos. A todos y cada uno de loa que gozamos de este blog nos dejas miel en la puerta de cada relato.
Un fuerte beso.
Mientras tantas personas con cortesía y buenhomia y de diferentes lugares de nuestra tierra nos llevemos bien, espero que no se repita nunca nuestro pasado más atroz.
Cuando el 23 F, yo estaba destinado en Las Palmas de Gran Canarias y mi familia en Madrid. Hubiera sido horrible.
Como a Jesús Alfonso, me encanta hablar con los mayores y cuando ejercí de médico de pueblo, parte de la terapia era sentarme en la plaza y nada más, pues enseguida se quitaban las palabras unos a otros.
Un fuerte abrazo Jesús por traernos retazos de nuestra historia.
Un fuerte abrazol también para ti, amigo.
Nos entregas tu historia ; esos pedacitos de vidas vividas
en las que nos vemos implicados desde que comenzamos a leer las primeras líneas. Con comas o sin comas bien puestas, tus maletas de la suerte, tus árboles benefactores, tus crucifijos indemnes, además de tus paseos y las charlas casi socráticas con tu padre por el campo, han convertido
tu estilo en una personalísima marca que sirve como ejemplo
del clásico relato . Y además, como si se tratase del guión de una serie ,nos tienes enganchados .
Qué bonito lo que me dices. Antes de que me ataque el alzhéimer espero contar más cosillas. Es que uno maneja más el recuerdo que la imaginación. Limitaciones, ya sabes.
Besos y recuerdos a Hoz de Anero, capital de la Trasmiera.
Jesús Alfonso, es un placer leer tus relatos. Sabes recortar con precisión máxima los hechos de la realidad e incluir en el relato lo que es significativo. ¡Felicidades!
Gracias Nicoleta. Es un honor que te acerques por mis relatillos.
¿Brevettasti la grande mela?. El Vaticano no es ya un sitio seguro.
Un beso.
Poco a poco nos vas presentando a toda tu familia y la intrahistoria (¿lo decía Unamuno?) de cada uno. Lo bueno es que hasta las cosas, las casas, los paisajes y los recuerdos se convierten en personajes familiares para todos nosotros. Sigue, no te canses de recordar. Un placer.
Gracias por pasarte por aquí, y te repito lo de siempre : ¡No nos mires únete!
Ya sabes que para la publicación del relato de Diciembre tengo tu venia. Te quedan pocos días para revocarme el permiso.
Un abrazo.
Una historia preciosa que gracias a este relato quedará en el recuerdo colectivo. Las buenas personas lo son, independientemente de sus ideologías o banderas, en contra de lo que pretenden hacernos creer.
Conserva ese crucifijo en tu familia que es su sitio.
Un abrazo.
Ya sabes que la república apareció en España sin que el pueblo y menos la sociedad rural estuviese preparada para aceptar cambios tan drásticos. Luego llegó el verdadero sufrimiento. Mi abuelo fue encarcelado, aunque no fusilado; pero esto es otra historia.
Ya está abierta la casa del Marqués de Valdecilla en Solares, por si la quieres visitar.
Un beso.
Esa lección de vida y de historia te ha quedado redonda. Me gustan la trama y cómo vas desgranando los acontecimientos.
Y me admira tu prodigiosa memoria.
Mucha suerte. Un abrazo.
Gracias Paloma, pero mi memoria, que ya flaquea para lo más reciente,la tengo que ayudar con apuntes que voy tomando de las charlas con los octogenarios de mi familia y luego un poco de «vikipedia» para comprobar y precisar datos.
Besos.
Cuando vi esa película, que me impactó sobremanera, me acordé de mi abuelo.La espiritrompa, ¿recuerdas? Él terminó en la cárcel y luego fue represaliado hasta los años cincuenta. Ya lo contaré.
Besos.
Este texto es más crónica que relato, en mi corto entender. Se lee muy bien, hasta el extremo de parecer un relato personal, sin ficción, convincente. Venga, suerte.