OCT127. PUNTOS DE INFLEXIÓN, de David Moreno Sanz
A Lucas de un tiempo a esta parte le van mal las cosas. No sabe dónde tropezó para que su destino cambiara de rumbo. Ahora nunca habla ni sonríe, siempre está de mal humor. Empezó perdiendo el trabajo; en poco la autoestima y en no mucho más a los amigos y ya no ve luz al final del camino. Una creciente impotencia le empuja al abismo sin retorno.
Frío es poco. Siente miedo, angustia, vértigo, desazón. Pobre. A la luz de un candil sujeta tembloroso con su mano izquierda una cuchara llena de agua y un polvo blanco en suspensión. Con la otra enciende un mechero. Lo acerca. Calienta. Prepara su brazo. En ese momento el reflejo de la llama proyecta tres puntos, tres estrellas sobre la superficie acuosa. Cuando sus ojos enfocan correctamente comprueba que son las caras de su mujer y dos hijos. Le ruegan que no, que ya no pierda nada más. Y la cuchara, despeñada, va chocando con todo lo que encuentra en su caída, retumbando y resquebrajando las paredes de toda la casa.
David, la frase final es tremenda, le da toda su fuerza al relato. Para mí simboliza el romper con esa adicción, esa fuerza de voluntad que que ser tan tremenda como para romper piedras. Este otoño siguen cayendo hojas y tristezas. Un abrazo.
Gracias Mar por comentar.
No vas mal encaminada. La caída de la cuchara tras darse cuenta de lo que de verdad tiene y vale en la vida, sus tres estrellas, marca el comienzo de un proceso de recuperación de energía y valores. Ojalá lo consiga.
Será el otoño quién me conduce a estas historias…
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
¡ Felicidades ! Bonito relato y con mucha fuerza. Saludos.
Gracias José Antonio. Me alegra que lo veas así.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
David, genial relato el tuyo y brutal la última frase. No se puede decir mejor hasta dónde se caer ni explicar con menos palabras las razones por las que volver a vivir con normalidad. Enhorabuena, de verdad. Difícil relato. Un saludo.
Gracias Rosa por tus palabras. A veces se nos olvida lo importante, la base sobre la que construir la felicidad y el sentido de la vida.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Esa cuchara que rebota todavía resuena en mis oídos. Estupenda historia contada de menos a más, hilando las palabras en la red con la que atrapas al lector. Felicidades David.
Saludos
Gracias Paloma.
Es verdad que el micro va ganando en intensidad hasta que esas estrellas provocan que la cuchara se despeñe y resuene, retumbe en nuestros oídos.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
David, buen final para Lucas, aunque metido en ese agujero me temo que no es tan fácil ver a sus tres estrellas.
Un abrazo,
Gracias Susana por comentar. Está claro que la gente en la situación de Lucas necesita ayuda para ver puntos de inflexión, comprobar la cercanía de sus estrellas…
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Destaco ese final rompedor que devuelve la esperanza al protagonista. Desarrollas un mundo de adicciones donde los sueños y las ilusiones se pierden por el camino, y si es verdad que esas tres estrellas pueden ser su salvación… pues que se agarre a sus puntas y no las pierda nunca.
Buena historia en ENTC,
un beso y un abrazo para tí.
Gracias Laura.
Lucas y, todos, necesitamos agarrarnos a las puntas de nuestras estrellas. Ojalá Lucas esté a tiempo.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Texto profundo, en algunos momentos lírico, vigoroso al final, remueve corazones, tendente a la reflexión. Bien logrado. Saludos
Gracias Juan por tus palabras.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
David, debilidad, fuerza y esperanza en tu protagonista. Suerte
Gracias Calamanda por tu comentario. Qué paradójico, debilidad y fuerza como la vida misma.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Una historia cruda y esperanzada. Te agradezco el punto de esperanzada porque últimamente escasea, y si tratas de salir de esa vorágine hasta parece mal.
Gracias Cybrghost por tu comentario.
Aunque a veces sea muy difícil tenerla, siempre hay que guardar un poso de esperanza. Si no, ¿qué nos queda?
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
David, desgarrador este relato que se mete de lleno en esa lacra que es la droga, dejándolo preso y autista ante la pérdida de todo aquello que lo rodea. Ojalá no existiese la droga, ¿para qué mierda sirve?
¡Mucha suerte para el concurso!
Abrazos.
Gracias Nicolás por tus palabras y tus buenos deseos.
Ay la droga, qué pena que haya situaciones en las cuales la gente encuentre un apoyo (falso claro) en ella para salir adelante.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
David, un buen relato crudo como la vida misma pero sin embargo con un final feliz que desgraciadamente no es lo que suele ocurrir en la realidad.
Enhorabuena y suerte.
Gracias José Ángel.
En esta ocasión sí quise que tuviera un final con algo de esperanza. Aunque el camino del protagonista todavía es largo al menos se ha dado cuenta de que tiene a quien agarrarse.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Me gusta mucho, David, esa imagen de la cuchara cayendo y rompiendo con todo, y la forma de decirlo con esa hipérbole final que tanto dice.
Un abrazo,
Gracias Miguelángel por tus palabras.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin