101. El hombre gris y el difícil arte de la vida
Las personas que no pintan nada también tienen que enfrentarse al difícil arte de la vida. Es el caso del hombre gris, cuya presencia se difumina entre la multitud como la de un figurante cualquiera. El hombre gris nunca ve la vida de color rosa, sino en blanco y negro, como en esos televisores cuadrados que, no hace tanto, ocupaban los salones de las casas. Respeta la cola del supermercado, paga sus impuestos y nunca cruza una mirada con la mujer del vecino. Sin embargo, sabe moverse entre bambalinas y, cuando está solo, consume porno en internet y es capaz de insultar al árbitro en voz alta mientras contempla en la tele cómo pierde su equipo. Por la noche, después de cenar, baja la basura y saca a pasear al perro. Antes de volver, comprueba que nadie aparezca en la escena y enciende un cigarrillo. Tras fumárselo tira la colilla al suelo y la pisa con la punta del zapato. Una sonrisa ilumina su rostro y sus dientes blancos resplandecen en la oscuridad. Por un instante, se siente protagonista. Luego sube a casa, se mete en la cama, apaga la luz y deja que todo funda a negro.
Ernesto, sí, es una vida un tanto gris, que tu has contado con gran habilidad. Suerte y saludos
Ser una persona, gris, rosa o negra… tiene su aquel, como bien dices el arte de la vida que queramos o no todos hemos de practicar con éxito o sin él.