68. El Rey Bufón
«La leyenda aseguraba que el Príncipe no tenía sentimientos. Su Majestad permanecía tumbado en su camastro glacial, dentro de una gélida cueva, ajeno a la vida. Un día, una extraña criatura se adentró en su fortaleza. Era un caballero enano, ataviado con una cota de láminas que iba arrastrando, y un yelmo que bailaba en su cabeza. Se aupó hasta el lecho del Príncipe y se postró ante él:
—Majestad —dijo—, vengo de tierras lejanas, antes alegres, ahora cubiertas por un manto blanco que impide toda vida. El sacerdote del pueblo nos habló de usted, de su tristeza, de la conexión de su corazón con el reino. Nos dijo que antaño fue un joven vital. Mi misión es conseguir que sea feliz otra vez»
—¿Y lo consiguió?
—Sí.
—¿Cómo?
—¡Haciéndole cosquillas!
El hombre cogió el enano de peluche disfrazado torpemente de caballero e hizo reír al niño. Un brillo de alegría apareció en la mirada del chico, hasta que, en la segunda carcajada, un esputo de sangre salpicó la sábana. Una enfermera entró.
—Debería descansar —reprendió amablemente.
La mujer se fue. El hombre observó a su hijo. Aquella luz en sus ojos perecía lentamente.
Mañana habría una nueva función.
Por amor, por la felicidad de un niño, aunque sea temporal, si hay que hacerse bufón, pues se hace uno bufón o lo que sea, rey incluso. Toca la fibra sensible.
Muy conmovedor y emotivo, compi. No sé qué decirte, que me ha tocado ahí, en ese punto en que se fabrican las lágrimas. Enhorabuena y mucha suerte!!
Joe Raúl, que cuento más triste, pero que no va a hacer un padre por recuperar la sonrisa de su hijo, el brillo de sus ojos, sobre todo si sabe que los va a perder pronto.
Me alegro de leerte crack!!!
Abrzsss!!!
Vaya….
Me has llevado de la incertidumbre a la alegría hasta la tristeza absoluta.
¡FELIZ AÑO 2018!