74. Dietas y tentaciones de Ulises
Se ató al palo mayor en un momento de cordura. ¡Dios, cómo le dolía el alma cuando empezaron los susurros y las olas agitaron el cascarón de su cuerpo! Cuando llegaron los perfumes que le atravesaron de parte a parte como un clavo hincado en la madera; cuando percibió el calor de su piel de terciopelo que convirtió sus poros en un bosque de falos enloquecidos; ¡Dios, cómo le dolía el alma! Maldijo aquel momento de cordura en que decidió sujetarse al palo mayor para no sucumbir a sus cantos de sirena, para no morder sus manos, sus brazos, su cuello; succionar sus ojos, sus tetas, su sexo; maldijo el momento en que tuvo que abandonar la consulta con los ojos de aquella ninfa inalcanzable clavados en su espalda. El pasillo era estrecho, demasiado estrecho para un cuerpo de ciento cuarenta kilos tan hambriento, tan sin voluntad. Estaba impaciente por comenzar la rigurosa dieta que le había recetado… o quizás no. Se detuvo. Se palpó los bolsillos como el que recuerda súbitamente algo y se dio media vuelta. Habían olvidado fijar el día de la próxima cita. Dejó la cordura sobre una silla del pasillo y entró en la consulta.
Hola, Luis.
¿Has leído el Ulises de Joyce hace poco? A ver que te dice Ximens, el que me arrea buenos puyazos porque asegura no entender lo que escribo. Yo se lo perdono todo. O Garabato, el eximio corrector de textos. He leído el tuyo varias veces. Me parece raro y atractivo. Deduzco que el protagonista, Ulises, es una persona con obesidad mórbida y mente calenturienta; una persona probablemente privada de ejercer el sexo, por su propia enfermedad, desde hace mucho tiempo y, proclive, por ello, a fijarse en los encantos femeninos, en los de la ninfa, la secretaria del médico, o la auxiliar, como quieras. Pero el hombre se controla para no sucumbir a los cantos de sirena, que son los de esa mujer. Si son así las cosas, el primer «su» ya me desubica. ¿Es el de él, el del protagonista? ¿O es el de la ninfa, como supongo? Y no me vale el título como argumento: el hombre puede haberse quedado como un cascarón por virtud de la dieta alimenticia, que no por la otra. Debes valorar si poner «de aquel cuerpo», por ejemplo, que ya nos dice que no es el suyo y nos mantiene a la expectativa. Si debes escribir «de aquella piel de terciopelo, o de la piel de terciopelo», etc., apuntando ya a un personaje femenino. Y así sucesivamente. El «su» confunde. ¿De quién? Creo que pillas la idea, capitán del Facebook enteciano. Por lo demás, el texto me encanta en lo sustancial. El plural «Dietas», del título, es simplemente maravilloso. Más nos vale estar atentos con las comilonas que se nos avecinan.
Un abrazo grande y agradecido por mi admisión a Entecianos.
Gracias, Eduardo. El Ulises de Joyce lo leí hace tanto tiempo. En fin, que también podríamos decir que hago referencia al cuadro de Herbert Draper, o quizás, se me ocurre, a Homero, pero supongo que da lo mismo, porque no es más que no guiño ilustrado a la poca voluntad del protagonista. Lo de los «Sus» o «aquel», pues no termino de entenderlo, la verdad, a no ser que queramos introducir en escena personajes que todavía no han aparecido, utilizando un «se» reflexivo en la primera palabra. Bueno, cuestión de pareceres.
Un abrazo.
Gracias, Eduardo. Si nos dan, tú, siempre galante, serías el primero en recibir. Sin bromas, estoy con Eduardo en lo de que es un texto (o el argumento) un tanto estrámbotico y, puede que precisamente por eso, atractivo e interesante, al menos para mí. No me meto en posibles interpretaciones que no siempre son necesarias para disfrutar de la lectura de un relato, aunque siempre ayuda el entender lo que oculta un texto. Al releerlo, más que en la historia, y aunque no quiera me fijo, porque se me van los ojos, en la puntuación, que se me antoja un tanto extravagante en alguna ocasión, y que no voy a citar para «prevenirme» y no meter la pata aún más. Lo que si se podría corregir es el segundo Maldijo en mayúscula o el punto y coma anterior. A mi me gusta. Suerte, Luis. Un abrazo.
Hola, Jesús. Me encanta que mis relatos puedan suscitar alguna controversia. Hace algún tiempo también un relato mío tuvo algún comentario por el tema de la puntuación. Orwell también escribía sin utilizar incluso las comas, pero claro eso está para los genios. Soy un acérrimo defensor del punto y coma (tan poco utilizado como denostado). Entre el punto y la coma hay una pausa intermedia que a veces no consideramos y esa es la que yo he querido aportar al texto. Un técnica como otra cualquiera para conseguir el ritmo y velocidad que deseas. Sustituí el punto inicial por el punto y coma y de ahí la falta. Ya lo he corregido. Gracias. A mí también se me van los ojos con esas cosas y por eso he echado de menos un par de tildes en tu comentario. Je, je. Por cierto, me gustan los adjetivos «estrambótico» y «estravagante», aunque no sé si se pueden considerar positivos.
Un abrazo.
Este hombre pasa por dos terribles pruebas. Una es una dieta rigurosa, que exigirá terribles sacrificios y una fuerza de voluntad a prueba de bomba. Otra, no menos dura, supone resistir a su sexualidad exacerbada. Quizá, la idea de que al adelgazar pueda resultar atractivo para esa mujer le motive para hacerlo y puede que acabe por conquistarla. Si supera todas sus tentaciones con éxito se habrá convertido en alguien capaz de todo, un ser mágico quizá. Sin embargo, también es posible una segunda interpretación, la línea para que la realidad cambie a veces es muy tenue. Al regresar de nuevo a la consulta a por la cita, dejando la cordura fuera, desatado de forma definitiva del palo mayor, puede que caiga en la tentación y le denuncien por acoso, o tal vez, pese a su obesidad, sea correspondido. En un caso y en otro su camino será muy diferente, como distinto, interesante y original es este relato, Luis, sujeto, pienso, a diferentes lecturas
Un abrazo y suerte
Gracias, Ángel. Siempre tan «cirujano» con tus análisis. Efectivamente confluyen varias tentaciones en este personaje con necesidad de diferentes dietas.
Un abrazo.
Estoy atrapada entre el texto (jeroglífico) y los comentarios-interpretaciones. No sé por cuál o qué decantarme
Hola Luis, me parece un juego interesante el que nos propones con este Ulises que juega a tres bandas, Me gusta el lenguaje épico que utilizas, creo que le viene muy bien al micro y también ese final que nos precipita a la tragedia, aunque no sepamos de que clase va a ser esta. Has urdido, como una buena Penélope, una excelente historia. Enhorabuena y suerte!!!
Abrzsss!!!
Un Ulises que parece que vive en sus ilusiones y fantasías.
Convierte su visita al médico en toda una Odisea, la que tiene que enfrentar para seguir la dieta que promete una vida normal en la que pueda sucumbir a los cantos de las sirenas, sin tener que contenerse/atarse a ningún palo.
Un personaje que no puede saciar sus hambres.
¡FELIZ AÑO 2018!