77. PASE MISÍ
El “Pase misí, pase misá” nos arrebató a Cayetana. Ni siquiera dio tiempo a que escogiera entre el sol o la luna. Al meter la cabeza bajo las manos enlazadas de Purita y Jimena no volvió a sacarla por el otro lado. Fue como si se hubiera colado a través de una cortina invisible por la que desapareció, dejando tras de sí solo un olor de manzanas a oscuras. Las dos se quedaron balanceando los brazos ya sin sentido. Mirándose, mirándonos, mirándose otra vez, mirando hacia donde ya no estaba Cayetana. Ninguna entendíamos lo ocurrido ni supimos explicar nada más que esto a la directora, que aparentemente tampoco le dio mayor importancia y dijo que esas cosas pasan. Estuvimos días hablando de ello al acostarnos. Todas reconocíamos que llevaba tiempo muy rara, siempre pendiente de los haces de luz que entraban por los ventanales. Coincidíamos en eso y en que, conociéndola, ella habría elegido la luna. Estábamos seguras.
Pura magia. Como siempre, un placer leerte. Suerte, Miguelángel.
Gracias, Belén. Ahora hacía mucho que no traía nada aquí. Siempre da gusto volver a los sitios donde uno quiere y le quieren.
Coincido con Belén, tus textos tienen magia.
Suerte
Tú es que me quieres mucho, que ya son unos pocos años, y el tiempo vuelve mágicos los cariños.
Ay niño…qué grande!!! Pásame pal libro ya. Tú sí que tienes magia.
Beso meigo
No niego que me gustaría estar, sería el primero en el que no apareciera, pero con que llegue lo que cuento, sabes que ya me siento lleno.
¡Qué buen relato!
Abrazos cálidos.
Gracias, María. Me alegro, de verdad, de que te guste.
Un abrazo, mujer.
Buenísimo, Miguelángel, elegante y mágico, como sueles. Al libro de cabeza que vas. Un abrazo.
Te estás dando un panzón miguelángistico últimamente que no veas, no?
Un besazo, guapo.
La magia eres tú. Un abrazo.
Magia lo que tú haces, que estás en todos lados. Y, como ya te dije, por algo será.
Un abrazo.
Que bien estableces la coexistencia de lo inaudito y lo cotidiano y que bien fluye la historia. Me ha sugerido dos lecturas, la puramente fantástica, y una alegoría de algo que le ha pasado a la niña, lo que hace aún mejor el micro. Felicidades.
Cuando he leído tu comentario, he sido consciente de pronto de la de veces que mezclo lo cotidiano y lo inaudito cuando escribo.
Muchas gracias, Lluís.
Me ha encantado!!!
Ya solo el título me ha transportado a mi niñez (qué tiempos tan felices).
Y luego, el relato, tu relato: magia condensada en cada frase.
Una delicia, Migueángel!!
Un abrazoooo grande
Enhorabuena (sé que ese relato estará en el libro!!!)
Yo también jugaba mucho de niño. Hoy día ya juegan poco a estas cosas los críos. Qué pena…
Un abrazo grande, Amparo.
Qué bueno!
Como tú, Sr. Ximens.
Hay personas a quienes lo cotidiano se les queda corto, que deberían vivir en un universo diferente. Cayetana lo ha conseguido. Para el resto de los mortales, por especiales que puedan ser, no es tan fácil, aunque tú has creado una historia tan buena que parece que la magia es posible.
Un abrazo, Miguelángel. Suerte
Y quién dice que la magia no es posible? Solo hay que dejarse. Que te lo digo yo, Ángel.
Un abrazo, medio tocayo.
Haces que lo imposible sea más que magia: que sea creíble.
Coincidís varios en eso, en que parece creíble lo que le sucede a Cayetana. Me encanta que llegue de esa manera. Y que lo comentes, Edita.
Un abrazo.
¡Qué maravilla de relato, Miguel Ángel! Las palabras van cayendo como hojas de árbol y el suelo se va cubriendo de una historia imposible que uno no puede evitar creer. Genial. Felicidades y suerte.
Un abrazo.
Como le acabo de decir a Edita, me sorprende y halaga que os parezca casi verdad. De hecho, empiezo a pensar si realmente esta historia la he imaginado o la he vivido.
Un abrazo, Salvador.
¡Qué bonita historia! La verdad que no sabría decirte si me deja una sensación de tristeza, de alegría, o una mezcla de ambas, supongo que es el corazón de esas niñas que revolotea en mi imaginación.
Mucha suerte Miguelángel, de verdad me gustó.
Gracias, Yashira. No te entristezcas, ellas están felices. Incluso Cayetana.
Un abrazo grande, niña.
Enhorabuena Miguelángel, un cuento que rebosa magia e ingenio. Muchísima suerte!!!!
Abzssss!!!
Muchas gracias, Juancho, por tu comentario.
Y Feliz Año, hombre!
Una puerta hacia otro lugar muy imaginativa, la del pase misí.
Un relato precioso y mágico.
Esas cosas pasan. 🙂
¡FELIZ AÑO 2018!
Los juegos siempre nos llevan a otro lugar, pero con Cayetana se han pasado…
Feliz Año, Isabel. Gracias por comentar.