OCT70. TRES ESTRELLAS, de Òscar Pareja Bañón
Observo al cielo y reflejo su oscuridad, mientras mi corazón se apaga, «poquito a poco» como dice la canción.
Muero.
Tumbada en la terraza de casa, me arropa la noche con su manto estrellado. Escucho los pasos de la muerte pero me asustaría más la posibilidad de no poder localizarlos en el firmamento por última vez. Tiembla mi mirada al esforzarse por encontrarlos. El dolor me provoca unos segundos de ceguera. Al abrir mis ojos, veo el triángulo de fantasía que siempre han formado, aunque desaparecieran en fechas distintas. Me sacan una última sonrisa, mientras los recuerdo uno a uno: A la izquierda, el Italiano de los porqués, de las fábulas imposibles, de las canciones y de los cuentos por teléfono, el genio capaz de crear una gramática de la fantasía. En lo más alto, el Alemán interminable, el inventor de los hombres grises que nos roban el tiempo, el de los 13 salvajes, Lucas el Maquinista y Jim Botón. A la derecha, el Británico que hizo de su vida una serie de relatos inesperados y oscuros, capaz de imaginar una tableta de chocolate única, un melocotón gigante y una niña eternamente recordada como Matilda. Y…
desaparezco
en ellos.
Vivir y morir con la fantasía. No es mala cosa.
Imaginativo y alegre, pese a todo.
Felicidades.
Gracias, Antonia por tus palabras.
Precioso homenaje a Rodari, Dahl y Ende, Óscar, tres brillantes estrellas sin duda, aunque a alguna ya nos haya tocado disfrutarlas mayorcitas.
Gracias, Isabel!!! Esa era la intención dl cuento, homenajearlos a ellos, a su capacidad de jugar con la fantasía y a su eternidad lograda. Gracias por tus palabras