101. REBELIÓN EN LA BIBLIOTECA
La bibliotecaria corría despavorida por los pasillos hacia el despacho del Director General para comunicar el incidente… más bien el accidente… la tragedia, sin lugar a dudas, señor director, que acabamos de descubrir…
Leyó el letrero fijado en la pared: D_r_ct_r G_n_r_l e, instintivamente, llevó la mirada a su pecho izquierdo, sobre el que descansaba su identificación administrativa: “S_s_n / B_bl__ t_c r __” Horrorizada, comprendió que el ataque de los duendes vocálicos no solo había afectado a los libros, sino que extendía sus tentáculos a cualquier palabra, frase o expresión. Muda de espanto, imagen viva del cuadro de Munch, un desgarrador grito silencioso salió de su boca ante la contemplación del despacho:
—¡₋₋₋h! –.
Un enjambre con millones de grafías diferentes rodeaba al director, que desesperado, abrió la ventana e intentó pedir auxilio.
—¡S_c_rr_! – alcanzó a decir, mientras el enjambre aprovechaba la oportunidad de emprender vuelo, abandonando el edificio de la biblioteca para unirse a la Gran Vocálica.
Provenientes de todas las bibliotecas del mundo, inmensas nubes de vocales (abiertas unas, cerradas otras), surcaban el cielo como una gran bandada de aves hacia el paraíso prometido. Atrás dejaban – para siempre – la tiranía infinita del país de las consonantes.
Solo por la fuerza del número las vocales pueden ser esclavizadas, pues ellas tienen el dominio de la voz, la magia del sonido. Espero que vuelvan orgullosas y lleguen a un acuerdo de mutuo respeto, ya que sin ellas, vocales y consonantes, estaríamos huérfanos del poder de la grafía para escribir relatos como este. Originalísimo y genial, Manuel. Abrazos y felices fiestas.
Ojalá vuelvan. Yo creo que sí, que podremos conseguir un acuerdo de mínimos, dándoles vacaciones durante el sueño y trabajo solo cuando estemos inspirados, así no se rebelarán con maneras tan abruptas.
Gracias, Salvador, por dejarme tu comentario. Haré por leer el tuyo y el de otros compañeros, pero entre las fechas y los hechos, la cuestión es que voy un poco pillado de tiempo. Como casi todos me temo. Un abrazo. ¡Feliz Año Nuevo!
Hola, Manuel, poeta guapísimo.
Un texto en «consonancia» con tu textura y sonoridad narrativa. El título me recuerda aquella película «Rebelión en las aulas» con el gran Sidney Poitier. Y creo que con Lulú, una exitosa cantante británica de aquel entonces.
El relato empieza ya en marcha. Generando tensión, expectativas. La pobre bibliotecaria huye espantada (he respirado cuando he visto que no se trataba de María José Viz, trata de escapar de los duendes vocálicos, esos hurtadores gráfico-sónicos. Al director lo único que se le ocurre, lo lógico, es abrir la ventana porque las grafías, un enjambre, lo cercaban. La tensión dramática ha subido de tono. Y sube más: el enjambre se une a la Gran Vocálica (Gran Vía, Gran Victoria) Y más aún: Inmensas nubes de vocales vuelan hacia su paraíso, dejando atrás el país de las consonantes con su insufrible tiranía.
Es la tuya una propuesta singularísima y muy mágica. Y transportable, metafóricamente hablando, a cualquier situación sojuzgada. Lo primero que aprendemos son las vocales. Y lo que enseguida (y siempre) necesitamos es libertad.
Mi más muy mayor enhorabuena. Y feliz todo para ti siempre.
Martín, qué salao eres y qué comentarios más espléndidos me dejas. Por tu análisis del texto y por tu generosidad para con el hacer de este microrrelatista en ciernes.
Tienes toda la razón en tu referencia a la libertad, nada ni nadie puede vivir, o llamar vida a lo que vive, si no disfruta de la libertad necesaria para sentirse digno y respetado. Tiempos corren desagradecidos para mucha gente que rompió sus cadenas y han visto sus sueños cortados detrás de las alambradas. Ojalá el duende de estas fechas ayude a mover voluntades y se abran ventanas que les den la oportunidad que todo ser humano merece.
Un abrazo tan grande que te abarque a ti y a tu familia. Felicidad y Amor para el Año Nuevo.
ITEM MÁS:
A lo mejor las vocales lo que están pidiendo, demandando a gritos es un idioma nuevo. Y, con él, casi todo lo demás.
Un gran abrazo, Manuel.
Esa imagen de la bibliotecaria corriendo aterrada en busca de ayuda -aunque sea la escasa que normalmente pueda proporcionar un director general ¡¿?!-, como si de una pelicula de terror se tratase, se las trae. Y no digamos ese descubrimiento de que las vocales, los sonidos que parecen dar sentido a cualquier cosa que podamos leer o pronunciar, han sido «abducidas» para esa Gran Vocálica que, a pesar de prometerles algun tipo de libertad, no sé yo… A ver lo que les deparará ese paraíso prometido y que, por desgracia, casi nunca se corresponde con lo ofrecido por sus «promotores». Alentado por la lectura de tu relato y dee los comentarios previos he buscado alguna información relacionada: la peli, las vocales…, y he descubierto o recordado cosa curiosas: el Gran desplazamiento vocálico ¡! o que la película que yo tenía en mi memoria de Sidney Poitier no era esa, sino Semilla de maldad, sobre todo con una escena donde los alumnos gamberros le destrozan los discos de jazz a un profe… En fin, que tu texto, aparte de gustarme, me ha dado para un rato de cultura y evocación. Suerte, Manuel. Un abrazo.
Manuel, los libros de esa Biblioteca se quedan sin vocales y yo me quedo sin palabras para expresar lo mucho que me ha gustado tu cuento.
_n _br_z_. Malditos duendes se cuelan por el _rd_n_d_r (PC)…
Es muy original y sugerente tu relato. Me ha gustado mucho. Suerte.
B-s-c-s m-ch-s.
Es que ya se sabe, las consonantes, como son mayoría, abusan. 😀 Muy logrado.
Tiene que faltarnos algo o alguien para darnos cuenta de que lo necesitábamos, una máxima extensiva a personas, objetos y elementos más inmateriales pero no menos importantes, como la salud. Tal vez llegáramos a acostumbrarnos a leer sin vocales, sustituidas a veces por algún número, nuestro cerebro se habituaría, hay juegos de entretenimiento con esta idea, pero nada sería lo mismo sin ellas, la regresión no acabaría con el mundo, pero lo volvería incompleto.
Un relato muy simpático, con la virtud de ser divertido y algo inquietante, con la originalidad de haber escogido como seres mágicos a las vocales, que quizá en sí nos parecen poca cosa, pero son parte indispensable de las palabras, que tienen mucho de hechizo, al menos, cuando se combinan como tú sabes hacerlo.
Un abrazo grande, suerte y felices fiestas, Manuel
Manuel, buena propuesta la de tu historia cargada de originalidad y sentido. Suerte y Feliz Navidad¡¡¡
Jesús, Barceló, Nani, Edita, Ángel y Calamanda, muchas gracias por dejar tan estimulantes comentarios; como no dispongo de mucho tiempo, prefiero visitar vuestros relatos y responderos personalmente a cada uno con mi comentario en el vuestro. Un abrazo a todos.
Me ha encantado tu relato! Es de los que dejan una sonrisa.
Qué divertido imaginar ese enjambre de vocales hartas de ser dependientes de las consonantes.
¡FELIZ AÑO 2018!
Gracias, Isabel, en las vocales reside la alegría de las palabras,¿qué haríamos sin ellas? ¿Palabras tristes?
¡Que sea venturoso y feliz tu 2018!