8. EL CALOR DEL AMOR EN UN BAR (Modes Lobato Marcos)
Regento una cafetería, o algo parecido.
En algunas ocasiones se transforma en un confesionario y escucho al empresario arruinado que apostó todo al rojo y no al negro, o a la anciana, madre de cuatro hijos, que pasará las Navidades en compañía de su único gato.
En otras, se mimetiza con una oficina de objetos perdidos y aparece la mujer que perdió su trabajo la tarde que el jefe se encaprichó de su cuerpo, o el payaso que extravió su alegría bajo toneladas de tarta y maquillaje barato.
Y así, día tras día, tras día, tras día…
Por eso hoy he decidido hacer barra libre, y sé que cuando la clientela deguste el «Desayuno del Chef», mi local sufrirá una nueva metamorfosis.
Y se convertirá en una morgue.
O algo parecido.
Ayyy Moldes lo que esconde un mostrador de un bar o cafetería, ¡si te contara!!! Suerte.
Besicos muchos.
Hola, Modes.
Has hecho bien en cambiar el título «Transformer», aparte de estar muy gastado, destripaba un tanto la historia. El título actual me gusta, me suena, no sé bien por qué, a Café Quijano. Pones de protagonista a un local, interesante, pero el verdadero protagonista es el dueño, que es el que tiene voluntad. Y así, con el desenvolvimiento de la peripecia, un espacio para la diversión y la alegría y el sustento, termina convirtiéndose en una funeraria por virtud del menú ideado por ese gran maquinador. Me gusta el texto y evitas muy bien la dispersión que se pudiera producir. Ya no se puede uno fiar ni de los bares… Estamos apañaos. Un abrazo fuerte.
Cuántas veces habrá no habrán hecho los bármanes de padre o madre, de confesor, de psicólogo, de muro de las lamentaciones, pero todo tiene un límite, no es extraño que a veces la historia termine mal. Aunque yo me quedo con esa alegría perdida entre toneladas de tarta y maquillaje.
Un abrazo crack!!!
Los camareros con como esponjas receptoras de todas las vivencias. Ellos saben mejor que nadie que gran parte de ellas, al menos, las que a ellos les llegan, están marcadas por la congoja y el sufrimiento. Poner fin de un plumazo a las penurias ajenas no parece, visto así desde fuera y como concepto, una mala actitud, aunque en el caso que nos ocupa tal vez hubiera sido más prudente preguntar a los interesados, igual no querían.
Echaba de menos tus letras. El mundo no sería el mismo sin esos geniales giros tajantes made in Modes.
Un abrazo, fenómeno. Suerte
‘Tras la barra del bar / una vida se va / voy a mandar a todos al carajo’… literalmente, jajajajaja, muy bueno!!!!
Modes, que no esconderá la barra de un bar. Mil historias y ninguna a la vez. Estupenda transformación la de tu bar.
Un abrazo
Jope con el camarero, si que está harto, y tan majo que parecia, tan de escuchar y comprender.Jope,insisto.
Y felicidades por el micro
Modes, consigues que tus tipos sean victimas de este malefico; dan ganas de avisarles ahora que estan a tiempo. Suerte y feliz año
Si es que no se puede abusar de la paciencia del camarero, al final pasa lo que pasa.
Buen giro final, Modes. Mucha suerte.
Besos.
Un relato fantástico. O algo parecido.
¡Vaya! ¡Qué transformación la de tu protagonista! Mira que preferir tener algo parecido a una morgue en lugar de un confesionario… Creo que lo que sucede en ese bar es el «pan nuestro de cada día» en la mayoría de los bares, casi todos los barman comentan algo parecido, espero que tu relato no les de ideas y decidan ponerlo en práctica, pobres de nosotros. Eso sí, sería una solución rápida a la superpoblación.
Has conseguido asustarme Modes, la próxima vez que entre a un bar oleré muy bien el café, por si lleva algo distinto. Un abrazo.
Esponja de problemas ajenos, baúl de emociones perdidas. Hasta que un día decide ser protagonista absoluto, aliviando sus pesares. Como siempre, genial, Modes. Abrazos y suerte.
Me da a mí que lo mejor de este relato viene a renglón seguido del punto final. Mucha suerte Modes !!