40. Ni puta gracia (Anna López Artiaga / Relatos de arena)
Ella dice que soy raro. Después ríe nerviosa y sale a la pista con esos perritos de agua brincando entre sus piernas. Murmura que no tengo ninguna gracia, pero fuerza una sonrisa para que la deje pasar camino de su caravana y se escabulle como una anguila. Ella implora que la deje dormir, que no le envíe más mensajes de buenas noches, que no la llame de madrugada. Asegura que no aguanta más y que si no la dejo tranquila, tendrá que denunciarme.
¡¿Denunciarme?!
No entiende cómo la quiero, cómo deseo cuidar de ella y que no tenga que preocuparse por nada, que no necesite volver a enseñar sus muslos desnudos ante el público. No imagina como palpita mi deseo, ni como aborrezco a esos chuchos que ladran cada noche, cuando me acerco a su puerta. No sabe lo que sufro. Por su culpa.
Raro. Ella decía que soy raro, y la chica de la cafetería también se lo dirá a la policía cuando le pregunten. Pero el resto del elenco del circo dirá que solo era un pobre payaso, amigo de los niños. Un hombre muy educado, aunque algo triste. Y que siempre daba los buenos días.
Uyyyy Anna, ¡qué mal royo y que rarito es! ¡Y qué bien nos lo cuentas!! Suerte
Besicos muchos.
Hola, Anna.
Un título muy potente y un bueno que parece buenísimo, cargado de las mejores intenciones, que soporta un montón de penalidades, chuchos incluidos, con sus ladridos, en aras de conquistar a la mujer de las piernas letales. Y nos lo creemos, vaya que sí, hasta que al final nos damos cuenta de que es un maníaco, un enfermo mental, un psicópata. Ojito con el «buenismo». Con el exceso de educación, camuflador tantas veces de aviesas intenciones. Y todo esto embutido en tu prosa magistral de punta a cabo.
Mi mayor enhorabuena y un beso grande.
¿Seguro que los del circo no sospechan y no saben? Me extraña un poco eso.
Por otro lado sí que veo a ese payaso que pintas, triste, lleno de resquemor, despreciado y celoso que un día ya no puede aguantar más. Vaya sí lo veo.
Un abrazo, Luisa
Primero la amenaza de denuncia, después justificarlo todo diciendo que sufre por su culpa, retratan a la perfección a este individuo, lo que ha hecho y lo que es capaz de repetir. Hay veces que se ve venir a estos depredadores perturbados y egoístas, pero en otros casos saben camuflarse ante el entorno. Dos facetas de una misma naturaleza nefasta.
Con estas cosas ninguna broma, aunque esos tipos sean capaces de hacer sonreír a quien no les conozca, de ahí lo acertado del título.
Un abrazo, Anna
¡Ni puta gracia lo que se intuye que ha sucedido!
Anna, menudo tipo te has sacado. Muy bien contada esta historia. Suerte y saludos.
Uy Anna, aunque no lo digas, creo que tu protagonista la ha liado y bien. A mí me estaba dando mala espina que fuese tan protector, pero el aviso de denuncia lo ha demostrado, y el final ¡Qué mazazo! Para dejar sin respiración.
Me apena que en el circo no lo viesen venir y nadie hiciese nada.
Genial historia, dura y muy bien contada. Saludos.