69. Performances
Para qué negarlo: disfrazado de payaso mi atractivo se resiente bastante. Lo pienso a cada instante mientras contemplo a Hanna realizar su fantástica Gilda, en perfecto blanco y negro si no fuera por esa rosada e incauta lengua que a veces asoma entre sus labios. El caso es que el personaje me funciona mejor que ninguno hasta ahora. Suelen ser los niños quienes frenan a sus padres para observarme, aunque también hay adultos que lo hacen por propia voluntad, riendo como los más pequeños con los malabarismos, traspiés, despropósitos y bromas de mi restringido repertorio. Cariblanco, patoso, inocente, vulnerable…, está claro que así lo tengo mal para provocar en Hanna nada de lo que yo quisiera. En las horas de poca gente me acerco a darle un cigarrillo y hablamos un rato. Suele escuchar con gusto mis cosas, por simples que sean, y se ríe mucho con las ocurrencias y los chistes que de natural me salen, pero sobre todo, y ese es el asunto, de mi insistencia en quedar para vernos después. El jueves pasado se fue a dormir con Poseidón, y anoche la vieron besándose con el Discóbolo. Hoy no le quita ojo a Conan, el Bárbaro.
Gilda no ve a través de los cuadros y las pinturas, parece!! Suerte.
Besicos muchos.
Hola, ENRIQUE. Muy bueno este texto circense tuyo que tan bien utiliza la palabra inglesa performance, donde supiste muy bien jugar con sus dos acepciones: actuación y desempeño. Que no se preocupe el atractivo payaso, que ya encontrará la Colombina que se merece.
Un beso grande desde Argentina.
Mariángeles
Estoy seguro de que el protagonista hallará alguna vez esa mujer que su sensibilidad merece, aunque de momento no parece tener ojos para nadie más que para esta «palomita» llamada Hanna.
Muchas gracias, Mariángeles, y otro beso de vuelta desde aquende los mares.
Eso es, Nani; podríamos decir que se queda en la superficie, o que hace más caso a la carne que al corazón. Espero que el tiempo dé alguna oportunidad para esa relación.
Muchas gracias y besicos también para ti.
Solo puedo decir que es una absoluta obra de arte llena de joyas que consiguen pintar una excelente historia.
Y no me canso de leer esta historia una y otra vez.
Un abrazo, Enrique.
Pablo
Tú tan generoso como siempre, Pablo. ¡Digo!, obra de arte; lo que hace la amistad, jajaja.
Muchas gracias por todo ello, tío grande.
Otro abrazo para ti.
Enrique, dibujas estupendamente la triste realidad de tu personaje principal. Suerte y saludos
Pienso que hay pocas imágenes que transmitan más tristeza que la de un payaso triste. Dejándonos llevar por eso supongo que la mayoría hemos sacado historias poco alegres.
Muchas gracias, Calamanda, y saludos y suerte para ti también.
Es que no se puede tener todo… 😀
Pues no, siempre hay que renunciar a cosas. Y ya puestos, yo le propondría cambiar de roll a ver. Quizá, sin renunciar al ambiente circense, le iría mejor de forzudo o de trapecista, aunque perdiera recaudación.
Muchas gracias, Edita.
Un abrazo.
Si este payaso tuviese menos torpeza cómica y más masa muscular otro gallo le cantaría. Tal vez sea un hombre de lo más interesante, pero poco puede hacer si ella se queda en la apariencia, sin profundizar. Podría probar a ir al gimnasio y visitarla en su camerino con una camiseta ceñida o algo así, pero ni con esas superará a esos personajes hercúleos.
Una historia que no solo está desarrollada con sencillez y eficacia, que ya es mérito, también parte de una idea muy bien traída y tratada con una elegancia que roza lo sublime. Por suerte, las mujeres no son así en una gran mayoría, quien no lo tenga claro es que tampoco sabe mirar, pero puede darse algún caso y una situación semejante, lo que suma a tu relato el añadido de factible. A los hombres también les da donde más les (o nos) duele, pues los padres de los niños se obnubilan con la figura de Gilda y sus movimientos. Otro añadido: es un relato equilibrado.
He tenido la suerte de darte un abrazo y de hablar un poco (siempre demasiado poco) contigo, eso ha sido un regalo; poder disfrutar de un texto así también lo es.
Un abrazo muy grande. Enrique. Suerte
Hablando de regalos, sin duda tu presencia, siempre cercana y amable, lo es, y de los más grandes. Tus lecturas y comentarios son siempre un reflejo de tu enorme calidad humana, pero también literaria. En este caso vuelves a hacer un minucioso análisis de los personajes y sus circunstancias, al tiempo que aportas posibles soluciones o alternativas de cara a su futuro.
Ya sabes que a mí también me saben a poco los ratos de charla que tenemos en las quedadas, pero me conformo, a falta de otra cosa, con este otro conducto para seguir hablando y con saber que el gran afecto que te tengo es mutuo.
Otro abrazo muy grande para ti, amigo Ángel.
Parece que, por desgracia para muchos, en el asunto del amor y la atracción sexual el fuerte y/o guapo lleva las de ganar ante el «simplemente» locuaz o habilidoso. Algunas sonrisitas, pero poco más parece estar dispuesta a ofrecerle a tu protagonista la tal Hanna. Pues, seguramente, ella se lo pierde. O no. Quién sabe como podrían acabar las cosas si le hiciese caso. Pero eso ya sería otra historia. Suerte, Enrique. Siento, como Ángel, no haber podido hablar algo el sábado, pero me da que el «formato multitudinario» de la quedada no se prestaba mucho para ello. Un abrazo.
Pienso que no podemos obviar el factor de la atracción sexual en los asuntos amorosos, por mucho que la belleza a menudo se encuentre más en el interior que en la superficie. Lo ideal seguramente sería que la persona amada cumpliera con los dos requisitos y que además se sintiera atraida por un@… En cualquier caso casi siempre acabamos haciendo caso al corazón, que probablemente tenga en consideración más cosas de las que nos creemos.
Muchas gracias por tu comentario, Jesús. Yo también siento no haber podido hablar más contigo, porque es cierto que aunque compartamos bastantes cosas por aquí siempre se echa de menos el tratarnos en persona. A la próxima intentaremos poner remedio.
Un abrazo.
Buen relato, Enrique. Com esos homenajes cinematográficos y esa apología del antihéroe… tan necesaria.
Felicidades y suerte!!
Un abrazo
Sin duda los antihéroes inspiran más historias que sus contrarios.
Me alegra que las penas de este te hayan gustado. Muchas gracias por todo, Salva.
Un abrazo.
Hola, Enrique, hace unos días, cuando leí este micro, me encantó, tranquilo, hoy me sigue pareciendo excelente, solo que veo cosas que la última vez no vi. Creo que el protagonista de este relato no solo se disfraza de payaso… hay una serie de puntos que me incitan a creerlo, el título, y estas frases…
«disfrazado de payaso mi atractivo se resiente bastante». «El caso es que el personaje me funciona mejor que ninguno hasta ahora».
Seguro que son alucinaciones mías y me estoy pasando dos pueblos, pero por otro lado pienso que tú tienes nivel para complicar aún más un maravilloso relato que a simple vista parece «simple». 😉
Un abrazo y espero perdones mis desvaríos… jajaja
¿Pero de qué desvaríos hablas, querida Rosy? Creo que la clave de todo está en que esperabas más de mí, o como poco que buscabas alguna profundidad en este relato que en realidad no existe. Mi idea (creo que la has entendido muy bien) es la de un personaje que a su vez representa otros personajes en la calle. En el momento de la foto podría estar en un descanso de su trabajo, tomando un café, aunque después supongo que saldrá de nuevo a su espacio en el paseo para desarrollar su humilde espectáculo y a sufrir con la presencia, quizá justo en frente, de Hanna haciendo de Gilda. Su dilema parece estar en seguir realizando ere roll, lo que le quita toda posibilidad de atraerla, o cambiarlo por otro que a ojos de ella fuese más atractivo, aunque recaudase menos dinero con él.
Muchas gracias por todo. ¡Un fuerte abrazo!
Enrique, tu protagonista y yo nos habíamos montado otra peli, y que cuadra a la perfección, mira…
Él, trabaja de payaso a sabiendas que con ese disfraz pierde su sex appeal, pero como están los otros personajes; Poseidón, Discóbolo o Conan, con ellos recupera a Hanna y su autoestima…
El cómo se lo tomará ella cuando lo descubra -aunque siendo tan superficial dudo que nunca-, es otra historia.
Me encanta que me hagas cavilar… 🙂 y a la espera de que nuestro querido Jams nos regale otra foto… te envío otro abrazo.
Qué bueno, Rosy, jajajja. Es evidente que tú imaginación vuela más alto que la mía. Tu ingeniosa interpretación encaja perfectamente con el relato.
Otro abrazo, y gracias.