83. Magia visceral
Las tripas de los gatos se van de vacaciones si se pegan a las ruedas de tu coche mientras conduces hasta la playa. Es triste, ¿no? Ahora estás aquí, y de pronto ¡plaf! Las patillas de tus gafas se desprenden de su montura y ensangrentadas se clavan en la alfombrilla del baño. En la radio suena “Do you believe in Magic?”, de The Loovin Spoonful. A ti te encanta esa canción. Pero ya no es lo mismo. Tu perspectiva cambia radicalmente.
Desde pequeño fui como la sonrisa que esbozas sin ganas cuando un bebé te toca una pierna en el autobús, una mueca que desde el inicio está condenada a apagarse. Ya se ha ido cuando los músculos de tu cara están todavía tensos, tratando de mantenerse el tiempo que exige la cortesía.
Probé con todo para huir de la sombra. Fui misionero, organista, vendedor de seguros, trapecista y ahora payaso, sin resultado. La abominable certeza de que el mundo se desangra sobre mi cabeza explota ante mis ojos en los más pequeños detalles, mientras cruzo la autopista sin mirar a los lados.
Miguel, no suelo comentar en esta página, cuestión de tiempo y de no poder pararme como me gusta, pero después de leer la maravilla que acabas de publicar no la puedo pasar por alto.
Tienes una imaginación desbordante y una forma de narrar que tan solo unos pocos elegidos pueden realizar. En resumen, tienes un don. Tu relato, lleno de frases que penetran al leerlas hasta alojarse en mi alma y quedarse ahí, bien agarradas, es un homenaje a la literatura. Desde luego, bajo mi punto de vista, es el relato de esta convocatoria, de momento; sin duda el más original con una luz que deslumbra y deja en la retina una serie de imágenes creadas por tu impecable prosa llena de metáforas tan reales como tu ingenio infinito.
No sé si el jurado te escogerá el relato o no, ya sabes que en cuestión de gustos cada uno tiene el suyo y es muy respetable, pero sinceramente creo que después de haber creado esta magia visceral, que hasta el título te ha quedado redondo, debes estar por encima de menciones y premios, que siempre gustan, ojo, pero pienso que lo que más satisface a un escritor es estar orgulloso de lo que ha creado y, créeme, tú debes estarlo, y mucho. Ojalá a mí algún día me viniera un golpe de ingenio y pudiera acercarme a tu escritura. Tu texto es de esos en los que uno dice: “Ojalá se me hubiera ocurrido a mí “.
Un abrazo y enhorabuena por este relato. Si resultas elegido, ten por seguro que me haré con el libro para tener entre mis manos esta magia visceral, y si no es así, bueno es saber que siempre permanecerá aquí, inmortal, brillante, única.
Un abrazo, y sigue escribiendo, que los lectores te lo agradeceremos.
Muchísimas gracias, Pablo. Este comentario tan elogioso es culpa de la amistad que nos tenemos, pero eso lejos de hacerlo menos valioso, lo engrandece. Te engrandece.
Maravilloso. De lo más original que he leído en todo el mes. Enhorabuena.
Muchas gracias, Arantza. Un saludo desde el sur.
Miguel, me quito el sombrero ante ti y yu relato. Ahora te comprendo un poco más… ¿Qué es la literatura si no eso? Hacía tiempo que no leía un retlato tan bueno, tan estimulante, tan desconcertante… Aunque, en el fondo, me jode pensar que es posible que nunca sea capaz de escribir así.
De maestro.
Abrazo fuerte!!!
Oh, Salva. Tu comentario me ha hecho muchísima ilusión. Te admiro y espero verte pronto. Un fuerte abrazo
Miguel, tan cerca de mí y sin tiempo de hablar como quisiera. Una pena; quizás se me hubiera pegado algo. Genial
Hola, Luis, Tienes razón, ojala hubiéramos hablado más tiempo. Muchas gracias por tus palabras. Abrazo
Magnifico este relato corto. La narración impecable y sorprendente su contenido.
Cálido invierno.
Gracias por dedicar unas palabras al relato. Un saludo
Desde las tripas del principio hasta la autopista del final, magia pura; no se si visceral o metafórica, pero exquisita, seguro.
Muchas gracias por dedicar un rato de tu tiempo a leer el relato. Un saludo
Para mi mal no creo demasiado en la magia, pero sí en lo que sale de las entrañas y del corazón (me da que, en ocasiones, son casi lo mismo), como lo que has escrito. Pues eso, saludos y suerte, Miguel.
Muchísimas gracias. Un saludo, Jesús.
Miguel, qué bien contada tu historia, y con cuanta delicadeza. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Un abrazo.
Tremenda maravilla. Enhorabuena.
Gracias, Miguel. Nos leemos
Visceral. Exactamente así es tu relato, de los que te sacuden las entrañas, de los que te obligan a releer cada frase paladeándola, de los que te dejen un regusto amargo, como un auténtico blues. Mi más sincera enhorabuena. Un abrazo.
Muchísimas gracias, Pennywise. Fue un placer conversar contigo. Un abrazo.
¡Qué bueno!, ¡qué frases!, son como tortazos, pero de esos tortazos que no te importa recibir.
Muchas gracias. Un saludo. Suerte.
Coincido con todo lo dicho. Frases rotundas que se pegan como las tripas de un gato. Felicidades.
Mil gracias. Un saludo.
Una retahíla de frases, poderosamente poéticas, cosidas una a una con la mirada del personaje hasta acabar formando un relato tan crudo como bello. Sobresaliente por donde lo mires, Mike.
Un abrazo, Mago de Pino Montano.
Acabó de aterrizar por aquí después de que un pajarillo me avisara de que no me perdiera esta joya.
Qué decir… Maravilloso. Sublime. De una altura especial. Podría estar escrito por Borges, Hemingway o Pérez Galdos.
Tampoco ellos ganaron el Nobel.
¿Hemingway sí lo ganó? Ah… Entonces, tú también puedes.