20. La beata
En aquella región hacía mucho tiempo que no llovía. Desde que en la Factoría se produjo un escape de ácido que formó una nube tóxica impidiendo la condensación del vapor de agua.
Un grupo de creyentes decidieron sacar en procesión la imagen de la Santa. Cantando los himnos tradicionales, invocaron su ayuda. Y en mitad de la plegaria, se abrió el cielo. Rugió un trueno y un rayo vino a caer sobre una de las portadoras, Bennedetta, la niña con más fe de la congregación. Todo el mundo pudo ver cómo se le torció el gesto y vino a empotrarse contra la pared, justo en el cruce de la vía del Corso y la Avenida Garibaldi. La tormenta fue antológica. A partir de entonces, el tiempo se regularizó: llueve de vez en cuando y en enero se llega a los 25º. Lo normal.
Ahora, solo los días de lluvia se puede contemplar la silueta de la Beata Bennedetta en el lugar donde sucedieron los hechos. Aunque la mayoría no conocen el prodigio, otros en cambio vienen a ofrecerle un ramo de flores, cantando emocionados la atávica canción:
Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva…
Genial, Pepe. Un relato magnífico, en el que el realismo mágico está presente y se disfruta. Me ha encantado.
Abrazo grande.
Gracias,Manoli, me alegro que te haya gustado. Un abrazo.
Pepe, me alegra verte por aquí. Igual me equivoco, pero creo que estás de estreno. A esta página le sentarán bien tus letras, ya verás.
Tu relato juega muy bien con la ambigüedad, pues no sé sabe si las lluvias y la regularización del tiempo ha sido por mediación divina, tras las piadosas peticiones y a costa de la pobre beata, convertida en mártir, o si es consecuencia del famoso cambio climático, tan caprichoso.
Un abrazo, Pepe, Suerte
Pues si, Angel, es mi primer relato por aqui. La fotografia me parecio muy surrealista y provoco mi interès. Gracias por leerme. Un abrazo.
Pepe, bienvenido. Muy buen estreno con este relato en el que nos narras un milagro.
Mucha suerte.
Besos.
Gracias Pilar. Me siento en buena compañia. Un abrazo.