53. ¿Por qué no estás, papá?
Aquella tarde llovía, siempre llovía por las tardes en ese pequeño pueblo. Jorge, acudía cómo todos los días al trabajo bajo un paraguas raído y desgastado por el tiempo. Al escuchar aquellas voces infantiles, no pudo evitar girarse para ver cómo un grupo de niños se dirigían a la escuela acompañados de sus padres, que charlaban animados contándose novedades, deberes pendientes y comentando alguna anécdota del grupo de whatsupp de la escuela.
Seis meses sin saber nada de Marta. Eso le atormentaba. Últimamente la veía a todas horas. La veía mientras dormía, mientras comía, mientras paseaba cómo ahora. No podía soportar el dolor de saber que su madre había decidido irse a vivir a Tenerife sin contar con él, sin decirle nada, de un día para otro. Bajo el paraguas protector, maldecía en silencio esperando que de un momento a otro,su hija, lo único que le importaba en este mundo, saliera de la esquina de siempre gritando «The floor is lava, Papa»
Esperando el momento del reencuentro, siguió andando por la calle mojada y en algún lugar, muy lejos pero muy cerca, una niña, no muy mayor, no muy pequeña, se escondía en la esquina para sorprender a papá.
Luis, cuanta fantasía en tu historia, y cuánto puede ser real. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Un abrazo
¡Qué triste y qué tierna historia! Unos recuerdos que calan más que la propia lluvia. Ese padre desterrado de su niña, lo único que le importaba de este mundo. Y es que hay madres que no dudan en hacer daño con lo que más duele, espero que eso termine alguna vez, por el bien de todos, pero sobre todo, de los niños.
Mucha suerte Luis. Saludos encantados de leerte por aquí.
Gracias, Maribel. Un abrazo
Dura realidad la que reflejas. Suerte.
Besicos muchos.
Gracias, Nani. Un abrazo