SEP124. OTOÑO, LA LEVADURA DE LA TIERRA, de Sisinio Hernán Aguilar
Después de una primavera y verano boyantes y perfumados. Fernando despertó una mañana de sol y vio con asombro que la ciudad vivía un otoño dorado de castaños que disparaban sus frutos maduros y explosivos sobre los transeúntes y autos estacionados en las calles. Los proyectiles descascarados habían interrumpido el tráfico.
Se había prolongado el verano y las noches eran caldeadas. La radio informaba sobre la insólita temporada de cosecha que nadie sabía explicar. Mas cuando vieron aparecer por la tarde unas raras aves negras en los tejados de la ciudad, creció la zozobra en la población. Los institutos apenas informaban sobre cambios climáticos, pero nada sobre las nuevas especies que aparecían a ojos vistas. Habían escarabajos, hormigas y arácnidos paseando por las calles. Parecía que la naturaleza sufría trastornos. Cundió el pánico y también Fernando se unió a las largas caravanas para huir de la ciudad.
La espera se hacia larga. Las vías de salida estaban congestionadas. Fernando desconcertado por cada minuto que pasaba creía ver crecer una nueva hoja verde. Los pájaros negros, de ojos encendidos de rara especie, se avecinaron y posaron en los árboles cercanos. Todos los conductores comprendieron entonces y cerraron sus ventanas.
Sisinio, al próximo pájaro que vea le doy un cantazo.
Un abrazo
Es inquietante tu relato Sisinio, transmite intranquilidad, cuando en apariencia sólo se trata de un verano algo más largo, cosa nada extraña por mi tierra, espero que no suceda nada como lo planteado en tu cuento.
Un abrazo y suerte con él,
Bravo, Sisinio, por este apocalipsis ecológico. Cuando la naturaleza reventó. Muy visual, con pánico final. Venga, que tengas suerte en el concurso.
Nooooooo! me mata de miedo tu micro Sisinio, por las dudas cierro mis ventanas, que tenía abiertas de par en par por la primavera, jajjaaaaaaaaa ¡Encima revoloeó un pájaro negro! Por suerte para mí no tenía los ojos encendidos.
Me ha gustado, a como marcha el ser humano tu cuento terrorífico e hace muy creíble.
El Sr. Aguiar, Don Sisinio, consigue en este microrrelato crear la atmosfera necesaria para que al lector le resulte pertubador dotándole de máxima tensión narrativa.
Desde aquí, mi saludo al autor.
Un abrazo,
Me parece sugestivo eso de los frutos eclosionados en forma de balazos. Un micro, con sabor a Hitchock, y un futuro cercano de apocalipsis ecológicos que ya están a la vuelta de la esquina.
Relato inquietante y título también misterioso. Por favor que nunca ocurra!!
Un apocalipsis ecológico en toda regla, bien contado, lo haces muy visual, es difícil sustraerse a la inquietud que produce.
Besitos
Sisinio Hernán, un relato con ritmo, muchas imágenes que se van sucediendo y adentran al lector en las visiones de Fernando,que observa el mundo mutante que le rodea, de forma impasible lo que inquieta aún más al lector.
Abrazos