60. Sirimiri
Sirimiri
La niña nos nació embarullada, con la cabeza vuelta, parecía que le hubiera dado un aire; los pies cada uno por su lado, que cuando echaban a andar se le enredaban los pasos y parecía un cangrejo en retirada. Los ojitos miraban al frente, pero solo veían de lado. Movía los brazos como si fueran aspas de molino, para atrapar musarañas en el desván mientras canturreaba solo consonantes. Nos enseñaba a vivir; le gustaba ponerse por la mañana el traje de la alegría y acababa cada noche ebria de risas. El único día que se quedó muda fue cuando huiste sin regresar. Llovía y, escondido tras una cortina de agua, nos dejaste de puntillas para que siguiéramos buscando la aguja en aquel pajar. La criatura preguntó alguna vez por ti, aunque luego se ponía a devanar algarabías con las lanas de la abuela y te dejaba estar.
Mei, me ha encatado ese Sirimiri. Desde ese comienzo magistral «La niña nos nació embarullada» -¿de dónde sacas esa frase tan atrapadora?- pasando por el canturreo de solo consonantes y acabando con el devaneo de algarabías. Me parece sublime la forma dulce y entrañable con que nos cuentas una historia de trasfondo triste.
Auguro lo mejor para tus admirables letras.
Un beso, Mei.
Gracias por tus bellas palabras, Rafa.
Un abrazo
¡Vaya relato tan bonito, Mei! Es que he disfrutado cada palabra que tan bien has sabido hilvanar, gracias por compartirlo.
Una preciosidad. Desde el principio, pese a ser un poco triste, ya lo vas leyendo con una sonrisa.
Felicidades ☼
Hay gente que, ante las «diferencias», sólo huye. Otros las aceptan con amor y aprenden a amarlas y a vivir con ellas.
Una historia triste, que se deja leer por lo bellamente contada.
Me gustó, MEI; felicidades 🙂
Un beso desde Neuquén (Patagonia Argentina).
Una niña así, como bien dices y coincide con lo que sienten y expresan muchos padres en casos similares, «enseña a vivir». Una criatura especial -si se permite la expresión-, incita a quererla aún más y todo lo devuelve con creces, lo que no quita para que haya tristes excepciones, que ponen negro sobre blanco la nula catadura moral y humana de ciertos sujetos.
A partir de una imagen en una pared y un hombre con paraguas has construido una realidad tan posible como bien contada, con grandes aciertos.
Un abrazo y suerte, Mei
Mei, con cuanta ternura y alegría cuentas esta bella historia-real. Suerte y saludos
Mei, una historia tierna y triste a la vez.
Enhorabuena y mucha suerte.
Besos apretados.
Hola Mei, nos haces fácil lo difícil, una historia dura y triste, con abandono incluido, que, con tu forma de contarla consigues que la leamos hasta con una sonrisa. Nos narras la vida una de niña diferente pero feliz y, de una forma tan tierna, que me ha sorprendido.
Mucha suerte y saludos.
Me gusta muchísimo, muy sutil y duro y tierno. Qué bien cuentas la huida, la felicidad en la que aparece de repente un dolor. Me gusta mucho, Mei, pero mucho.
Preciosa historia. Tierna, de esas que cuando la has acabado te dejan la sensación de ser un poquito mejor persona. Y qué bien escrita. Mucha suerte.
Uff! Cala hasta los huesos, este sirimiri.
Todo lo que dices y como lo dices. Me encanta.
Un abrazo y suerte,
Es muy bonito tu cuento Mei, a pesar de la dureza y la ternura revuelta como en un gazpacho. Suerte y felicidades.
Besicos muchos.
Rafa, Belén, Esperanza, María Ángeles, Ángel, Calamanda, Pilar, Maribel, Luisa, Mónica, Anna y Nani agradezco mucho que hayáis comentado mi texto. Emocionada por vuestras palabras.
Un abrazo