64. Distintas dimensiones
He conseguido comunicarme con los lamparones. Así los llamaba Alba. Les puso ese nombre porque siempre volvía del cole con la bata llena de salpicaduras y rayajos y se reía con los enfados teatrales de Rosa. La cría respondía: “Mamá, son manchas muy bonitas”. A ellos les gusta el nombre, porque la querían mucho.
Los lamparones viven en dos dimensiones, un mundo plano, contenido en el nuestro. Pueden romperse en trozos y volverse a juntar. Pueden crear manchas microscópicas o inmensas, negrísimas, coloreadas o transparentes, regulares o infinitamente curvadas. Pueden cubrir superficies lisas y onduladas. Vengo pidiéndoles que se ordenen para formar una figura, pero les cuesta comprender mis instrucciones. Es que les hablo desde una dimensión inexistente para ellos. Sin poder verse, les cuesta acomodarse como pido.
Pero falta poco. Hoy un lamparón ha formado una imagen de Alba casi perfecta, aunque aún descompuesta, con la cabeza mirando al contrario que los pies. Pero lo enmendaremos mañana. Entonces, todos los lamparones, en las paredes y los tejados, reproducirán esa figura. Pasearé con Rosa y, durante ese rato, gracias a sus amigos planchados, recordaremos a nuestra niña, que vive en una dimensión que no comprendemos.
Íñigo, cuánta originalidad en este cuento tan bien construido. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Es bonito construirlos ¿verdad? Abrazo va.
Original y entrañable. Me he sentido como los lamparones, en dos dimensiones, la real y esa otra a donde nos llevas con tu imaginacion. Enhorabuena Iñigo.
Gracias por leer Cecilia. Quién sabe, quizá esa dimensión exista.
La tristeza de unos padres recordando a su amada niña, intentando reconstruirla en los lamparones con los que ella tanto se divertía, qué poso de tristeza y a la vez de esperanza me deja tu relato.
Muy bonito Íñigo, suerte con él.
Yo en la foto vi una niña que dudaba y que no estaba y alguien que quería verla. Gracias, Maribel, por dedicarle un rato.
Muy dulce y muy bello. Me hace pensar en que, al final, son las pequeñas cosas las que nos hacen felices y las que recordamos cuando se acaba la felicidad. Me ha gustado mucho tu relato.
Gracias por compartirlo y suerte.
Gracias a ti por leerlo Mónica. Un abrazo.
¡Qué triste y qué lindo a la vez! Me ha gustado mucho. Felicidades.
Gracias por leer, María. Si ha sido triste y bonito, este escrito ha logrado algo que pretendía. Abrazos.