77. EL PASEANTE (Sergi Cambrils)
Salgo a la calle y observo la acera, su dibujo geométrico. Me pierdo en ese laberinto de líneas y surcos que componen el suelo que piso. En las ciudades estaría bien plantearse un asfaltado en diferentes colores para diferenciar las clases sociales; todo está pintado en blanco y negro. Levanto la vista del pavimento y miro las calles, los escaparates, los letreros de los establecimientos, las señales… Lo escaneo todo. Al final ya no necesito ver, me lo sé todo de memoria y me atrevo a cerrar los ojos durante un rato para guiarme a través del oído. Percibo la voz de los perros y la de los gatos; sus voces cambian dependiendo de la calle o el barrio. De las que cuchichean no me fío, suelen hacer daño. Aunque la peor de todas está en mi cabeza; es la que me habla. Insiste en que abra los ojos; que vuelva a mirar el pavimento, las paredes; que observe las manchas y que las organice en un atlas humano. «¿No ves nada?», me dice. Entonces la veo, perfilada en una sombra extraña.
Produce cierta inquietud esa ausencia de personas en la ciudad por la que pasea tu protagonista: hablas del pavimento, de escaparates, señales y hasta sonidos de animales, pero ni una persona… y al final esa sombra extraña. Me pregunto si tu personaje está tan solo como parece o si se siente incomprendido, o si todo es producto de algún desequilibrio mental.
Inquietante y hermoso.
Suerte y un saludo,
Hola Anna. Seguramente, el personaje pueda albergar todos esos estados que dices tan propios de la condición humana, sí. Pero en realidad, en la calle,no está tan solo. A parte de las voces de los perros y los gatos, oye también «las voces que cuchichean» (de las cuales no se fía), refiriéndose a las personas.
Gracias por comentar y Un fuerte abrazo.
Sergi, extraño personaje; parece rodearse de miedos y soledad. Has dibujado bien ese perfil. Suerte y saludos
Tu protagonista puede parecer un paseante como los demás, pero es único y diferente al resto, se ha adiestrado a sí mismo para ver la realidad a través de los ojos e incluso sin ellos, de manera que es capaz de apreciar más que el resto de las personas a simple vista. Esa sombra que percibe y le inquieta, podría ser un fantasma, o una presencia paranormal e inexplicable. Sea como fuere, no presagia nada bueno. Casi es mejor ser como los demás, no saber y no ver. La capacidad única de este hombre constituye también su solitaria condena.
Un abrazo y suerte, Sergi
Qué analisis tan bueno Ángel. Casi prefiero tu reflexión sobre el relato que el relato en sí mismo. Eres un crack maestro. Un saludo.
¿Quién no se ha dejado llevar alguna vez por el laberinto de líneas que forman el suelo? Incluso hemos jugado a saltar unas o pisar otras, esa parte es de lo más normal, el problema para mí comienza cuando decide cerrar los ojos, ahí me ha dado miedo. Aunque por lo que cuenta el protagonista, parece conocer muy bien la zona, la inquietud que genera transmite que algo no está bien, y no sé si es precisamente lo que hay en su cabeza, por si acaso, yo también aconsejaría que abriera los ojos, mejor ver, sea lo que sea, aunque a él no le van a pillar desprevenido, lo tiene todo muy bien controlado.
Relato sugerente e inquietante, Sergi. No sé si he llegado a interpretar bien su significado, pero ha sido interesante seguir al protagonista por esas calles. Mucha suerte.