97. DESOBEDIENCIA
Violar la prohibición divina volviendo el rostro para mirar, les condenó a ellos y a sus generaciones venideras a caminar de por vida con el torso girado del revés sobre la espalda. Pero aquellos que detuvieron sus pasos y se dieron la vuelta para contemplar cómo la ira de los cielos se desataba sobre la ciudad del pecado, quedaron convertidos, inmediatamente, en estatuas de sal.
Jamás, en el transcurso de los siglos, ni niños ni mayores, osaron quejarse de su suerte. Continuaron con sus vidas y siguieron su camino hacia adelante, mirando siempre atrás.
La mujer de Lot quedó convertida en estatua de sal al mirar hacia atrás, un castigo demasiado severo por parte de una divinidad más vengativa que amable. Los personajes de tu relato, pese al antecedente y la advertencia, eligieron dar rienda suelta a algo innato y necesario en el ser humano: la curiosidad. Algunos terminaron como estatuas, mientras que los supervivientes y sus generaciones quedaron condenados a esa postura imposible. Sin embargo, llevan con orgullo el haber sido fieles a si mismos y desobedecer normas absurdas, ni siquiera le han dado a ese ser superior implacable el gusto de quejarse.
Un buen alegato sobre la dignidad.
(Si me lo permites y en confianza, estás a tiempo de corregir ese «vendieras» por «venideras». Ya lo dice el refrán: el mejor maestro puede echar un borrón).
Un abrazo grande, Manuel. Suerte
Gracias, Ángel, es un placer recibir tu visita, como siempre. Tu interpretación le concede una grandeza al texto que me hace mirarlo con inclinación más amable. Hoy me gusta más que ayer… ya veremos mañana. Voy a corregir ese gazapo y otra palabra que se me traspapeló al publicarlo.
Este mes voy «atropellao» y tengo la mayoría de las lecturas pendientes. Estoy en «modo pincel» y es que no llego. No obstante, sacaré tiempo para pasarme por tu relato y tener un rato de lectura sosegado en la página.
Un fuerte abrazo.
Volver tímidamente la cabeza ante el poder, como un grito de libertad que libera el espíritu. El castigo es un estigma de miedo; vigilar las sombras que nos acechan. Pero también un mirar atrás para ver con perspectiva nuestros errores como individuos y como sociedad. Genial fusión de la foto con el pasaje bíblico, Manuel, que nos incita a la reflexión. Enhorabuena. Abrazos.
Salvador, tu generosa lectura, llena de matices enriquece en mucho al relato. Lo he escrito hace pocos días y tengo poca perspectiva sobre él, así que me vienen genial tus aportaciones para volver sobre él. Tenía otro desde hace tiempo, pero la temática me parecía un tanto recurrente, así que opté por este, mucho más sobrio. Gracias por pasarte y comentar. Un fuerte abrazo.
Manuel, la curiosidad es muy difícil de contener, pero aún lo es más el sublevarse ante las normas injustas. Me ha gustado esa rebeldía de tus personajes aunque, generación tras generación, sigan sufriendo las consecuencias.
Muy buen relato. Te deseo mucha suerte.
Besos apretados, amigo.
Gracias, Pilar, por tus consideraciones. Reprimir la curiosidad, que en el fondo es el ansia de saber y conocer, es algo que todos los poderes absolutos les gustaría prohibir para siempre. Estos personajes han tenido la dignidad de rebelarse y aceptar las consecuencias. Un beso apretao, amiga.