19. ARACELI, LA LOCA (Paloma Hidalgo)
Será porque estás creciendo, le respondía siempre la señora cuando bajaba a la cocina a darle el menú a su madre, la cocinera, y le encontraba hablando con ella de sus dolores de espalda. Pídele a tu madre una toalla, y nadar, que hace bueno, y te vendrá bien hacer ejercicio. Eso es que vas a ser tan alto como tu padre, escupía antes de salir. Obediente y resignado el chico accedía a la demanda de la señora, bajaba a la playa a nadar, deseando crecer deprisa y acabar de sufrir. En el pueblo dicen que la mar se lo llevó para cuidar del pobre bastardo. Desde entonces, Araceli tiende cada lunes su toalla favorita, la del dragón, en el balcón, y agita un pañuelo durante unos instantes, para que cuando la mar consiga curarle y se lo devuelva, él encuentre el camino de vuelta a sus brazos, ya tan crecido y tan guapo como el señor.
Hola, Paloma.
Celebro que ya estés bien, puesto que has enviado nuevo texto.
Bueno, empiezas el relato con un título sincero acerca del personaje principal, que es Araceli. El título nos adentra en la historia y nos abre el apetito lector. Loca, vale, ¿pero de qué? ¿por qué? Se me ocurre que de amor, pero eso hay que constatarlo. Podría estarlo por muy variadas razones. Pero me consta , porque te he leído, por aquí y por allá, maestra y amiga, que el tema del amor te fascina,(como a muchos y muchas, pero no creas que a todo el mundo; a mí sí) y el del desamor, el revés de ese sentimiento tan poderoso. Sigues siendo sincera al proclamar la filiación del muchacho en crecimiento y dolorido de la espalda. Pero ¿y el padre? Sostienes la tensión narrativa con destreza y al final, solo al final, constatamos que Araceli está loca porque pretende un imposible: que el mar, impío, le devuelva a su hijo tan alto y bien parecido como el señor de la casa, el padre. Has interpretado muy bien a tu manera la fotografía inspiradora. Centrarlo todo en la toalla que Araceli usa de señuelo a ver si pica el mar, esa toalla que el hijo utilizara y con la que pretende reclamarlo, y cuelga cada lunes en el balcón, es todo un acierto a mi parecer. Un texto redondo, como tuyo que es. Mi más muy mayor enhorabuena y un beso muy entrañable. Y no te pongas malita, ¿vale?
Caramba Eduardo, aunque parezca imposible, con cada comentario te creces. Te superas. Solo te ha faltado encontrar que en el nombre de la madre, hay un invocación celestial! (Ara Coeli) una mujer que clama al cielo ya con su propio nombre.
Dices bien, el tema del amor me gusta, aunque siempre es un reto, también es una tentación por la que de vez en cuando me dejo llevar.
Mi más muy mayor agradecimiento por estar siempre ahí, atento.
Un abrazo de convaleciente en vías de recuperación.
Araceli está convencida de un imposible, por eso la llaman loca, pero, a su manera, tiene razón, pues el mar curó todos los males del muchacho. Será difícil que las aguas se lo devuelvan de la forma en que ella espera, pero es probable, antes o después, vuelva a encontrárselo en otra vida, aunque también sea una locura pensarlo, ya que ha demostrado quererle tanto. Bien mirado, son esas pequeñas demencias las que mantienen la ilusión, que es lo mismo que decir que nos mantienen vivos.
Me alegro de leerte siempre, hoy más, porque en tu convalecencia te veo con ganas de de seguir con esta locura de escribir que muchos locos que te leemos agradecemos.
Mucho ánimo, Paloma. Un abrazo y suerte
Me gusta, Ángel, que te sientas otro loco, como yo, con ganas de escribir y leer. Esas pequeñas locuras que nos manteienen vivos, eso es, hay que sentir el pellizco y dejarse vivir.
Muchas gracias por comentar, y por querer verme curada pronto.
Un beso.
Hola Paloma, un relato corto e interesante el tuyo. Se pueden imaginar las historias de varios personajes y eso me gusta, porque deja muchos caminos abiertos a la imaginación.
Según leo, en los comentarios que anteceden al mío, parece ser que estás un poco malita. Mis deseos de una pronta y total recuperación.
Un abrazo
Barceló, gracias por adentrarte imaginación al ristre, en los caminos de mis letras. Eso es justo la mejor forma de llegar al fondo del relato.
En cuanto a la recuperación, en ello estoy, muchas gracias por tu interes.
Abrazo de vuelta.
Tengo predilección por los locos en general y especialmente por las locas. Me encanta la historia que has creado para justificar una bendita locura.
Me gusta coincidir contigo en eso de los loc@s, muchas gracias por leer y comentar, Edita.
Pobre Araceli. La esperanza es lo último que se pierde… A mí, la señora me da mala espina. Pero el relato, como todos los tuyos, me encanta. Una estupenda historia que da vida a esa imagen congelada en blanco y negro.
Un abrazo grande para ti, Paloma.
(Y eso de estar enferma, nada de nada, ¿eh? A ponerte buenaaa, espectacular, como tú eres)
Amparo, con esos ánimos, como para no ponerme buena! Muchas gracias por todo, por leer, por comentar, y por los ánimos.
Un abrazo grande de vuelta.
Bendita locura cuando se envuelve de magia, esperanza y amor. Triste, y a la vez, preciosa historia, Paloma. Abrazos y suerte.
Gracias por ese concentrado tan amable que me dedican tus palabras, y sí, bendita sea…
Abrazos, Salvador.
Un relato bien contando y lleno de esperanza que muchas veces se confunde con locura.
Abrazos marinos para tu salud.
Abrazos recibidos, María. Muchas gracias! Pocas cosas tan locas y tan cuerdas a la vez como el amor a un hijo.
Abrazos de vuelta.