20. El cofre del tesoro (Patxi Hinojosa)
Te preguntarás qué aire me ha dado para garabatearte estas líneas con mis torpes manos. El suyo no es sino el segundo tipo de torpeza que las ha propiciado, porque te confesaré que ayer me dio por husmear en la cajita nacarada que te regalé en nuestro séptimo aniversario, donde ocultas tus secretos, después de que una vocecita me provocara desde su interior…
Cuando intenté ver lo que contenía, me temblaron las manos más de lo habitual y se me cayeron al suelo varias fotografías. Al recogerlas, me llamó la atención una que no había visto en mi vida, donde sin embargo estaba yo con cuarenta años menos; calculo que sería más o menos de la época en que nos conocimos. En ella destacaba un tapiz, que estaba aireándose en mi balcón, con una imagen incompleta enlazando su contorno con mi perfil al sobresalir yo por encima de él.
Ahora entiendo, por fin, lo de los inusuales nombres que propusiste para que nos identificáramos con ellos desde el principio. Por eso, pirata Jack, cierra ya tu cofre del tesoro y escóndelo para que no vuelva a encontrarlo; después búscame en nuestro mirador, tu sirena estará esperándote de nuevo…
Hola Patxi me siento un poco torpe leyendo tu relato porque no acabo de entenderlo del todo. Me falta algo, una pista más, algún pensamiento que está e tu cabeza y no llega a la mía. Un entramado bello, seguro, que no he sabido entender bien. Feliz tarde de marzo.
Muchas gracias, amiga Mercedes, por tu tiempo para pasar a leer y comentar este texto.
Lamento no haber conseguido darme a entender, transmitir la idea central del micro. Te confesaré, ahora que no nos oye nadie, que la clave está en propia fotografía de Rene Maltete, que es la que en el texto encuentra la protagonista consiguiendo despejar esa duda (sobre los apodos) que tenía desde siempre.
Gracias otra vez.
Feliz vida y un abrazo.
Ah amigo, ahora si. Feliz vida para ti también.
Gracias por volver a pasar y hacerme saber que ahora sí lo ves, amiga.
Un abrazo.
Hay cofres que conviene abrir de vez en cuando, aunque solo sea para recordarnos lo valioso de su tesoro. Bella historia amigo Patxi. Un abrazo.
Muchas gracias por pasar, querida amiga. Tu cariñoso comentario me recuerda que te debo más de una visita…
Un abrazo, Manoli.