37. SI TÚ ME DICES VEN…
Cuando se enamoró de ella, de esto hace ya tres mil años, Draco tuvo muy claro que su vida cambiaba.
El dragón nunca imaginó ese eterno amor por la inmortal elfa, y viceversa.
Ella lo tuvo claro desde el principio: nos amamos, sí, pero la vida es larga. Tù sigue con tus aventuras de valor, lealtad, poder, con las interminables batallas y guerras en los legendarios territorios de hielo y fuego. Yo me quedo con los infantiles humanos que, a veces, resultan divertidos.
Para comunicarse entre ellos él lanzaba enormes llamaradas que encendían el horizonte en rojos atardeceres que ella sabía interpretar.
Por su parte, ella dirigía a las estrellas deliciosos cantos que las hacían vibrar. Él las miraba embelesado deletreando sus poemas de amor.
Cuando ella quería verlo, algo que sucedía cada 100 años, colgaba en el balcón el maravilloso tapiz tejido por ella misma con hilos de plata y oro.
Desde sus ignotos territorios, Draco observaba su propia imagen bordada en el lienzo ondeando al viento.
Acudía raudo a la llamada.
En esos mágicos momentos la pasión los consumía entre cegadores resplandores, sudores y miradas ancestrales.
Preciosa interpretación, Pablo, de ese tapiz ondeando al viento como llamada hacia el amante. Me ha encantado leerte.
Un saludo.