SEP69. REBELDE, de Maricarmen Brun Martín
No, no y no…
Había nacido rebelde. Se negaba con todas sus fuerzas a ser un eslabón más de la disparatada cadena de la sociedad de consumo.
No quería que lo arrancaran del seno materno antes de haber madurado, no quería rodar de mano en mano, de cajón en cajón, de camión en camión, de frigorífico en frigorífico; no quería ser llevado por extrañas cintas transportadoras, ni manipulado por horrendos guantes de goma, para terminar en una bandeja, en la estantería de un supermercado, con sabor a nada, cubierto de papel film, y con una etiqueta que marcaba un precio astronómico.
Cuando llegó la temprana recolección, se camufló como pudo entre las frondas que le dieron la vida. Quería aguantar hasta el final, cumpliendo debidamente con su misión. Soportó el viento, la lluvia, los insectos, mientras crecía en tamaño, belleza y sabor. Su piel aterciopelada adquirió unos preciosos tonos amarillo-rojizos y una notoria redondez, signos evidentes de que su destino se estaba cumpliendo.
Y llegó el día en que una mano lo arrancó del amado árbol que le dio el ser.
-¡Que bien sabe la fruta que ha madurado en el árbol!- Decía una voz, mientras saboreaba aquel magnífico ejemplar de melocotón.
Lo que debería haber hecho esta fruta es crecer deformada, como esas calabazas, patatas y tomates que imitan órganos sexuales y no son comerciables, tenía que haber puesto algo de su parte ¿no? Muy simpático el cuento.
Un abrazo.
¡Qué bello!… «Cumpliendo debidamente con su misión». Me parece una metáfora muy apropiada. Saber esperar, seguir preparándonos, madurando, sin caer en la tentación. Llega el momento en que el destino se cumple, te valoran, y uno encuentra felicidad cumpliendo la misión aportando todos los dones ya suficientemente desarrollados. Sí, me gusta esta rebeldía, ¡no tenemos que correr tanto! ¡Cuántas cosas expresadas en un relato tan corto! De connotaciones filosóficas – sociales. ¡Bravo Mari Carmen! ¡Saludos!
Mery:has captado muy bien el mensaje, hay que ser rebelde para llegar a ser uno mismo si no estamos perdidos.
Gracias por vuestros comentarios
saludos.
Buen melocotón, desde aquí lo huelo.
Original y bien llevado, yo intrigada pensando que bicho era, ya ves. Has jugado muy bien con el misterio de la criatura.
Felicidades maduras.
Maricarmen, los ciclos, de toda vida, inexorables se cumplen. Suerte
El sabor de ese melocotón todavía está activando mis papilas gustativas. Estupendo relato, rebelde para ser uno mismo y gozar de toda la esencia de ser.
Genial, Maricarmen !!!
Suerte!!!
Un abrazo !!!
Hola Pilar! con melocotones así debe salir una mermelada riquísima,ñammmmmmmm.
Muchas gracias a ti Pilar y a todos, vuestros comentarios son un gran estímulo.
me gusto tu relato por la enseñanza que nos da.. y podría dar a las jovenzuelas… como he sido yo…
estas que caen en los brazos de un hombre cuando todavía no son mas que una frutita verde inmadura…
Amiga kistila: es muy fácil caer en la tentación, cuando se es frutita, pero el melocotón de mi cuento lo tenía muy claro.
Un abrazo
Me llega el aroma de ese melocotón tan rico… uhmmm!!! y la notoria redondez.
¡Quiero uno!
Maricarmen muy simpático el cuento pero la moraleja es siempre la misma, ya puedes ser rebelde, pero serás engullida por el sistema más pronto que tarde.
Un beso
Tienes toda la razón, pero creo que tod@s hemos sentido en algún momento el deseo de rebelarnos.
saludos
Rebelde ante la disparatada cadena de la sociedad de consumo, que bonito!! está muy bien escrito, te lleva magnificamente al final, te vas preguntandoi que fruta será?. Los melocotones son mis preferidos, y sí , mi madre tenía jardín con flores y melocotoneros, los más ricos los del árbol y si encima les había picado una avispa, eran ya la pera limonera (toma expresión frutícola). Es una historia con, como dicen ahi arriba, paralelismos con una persona, esperar, rebelarse ante la sociedad programada y ser uno mismo. Gracias de parte de MEL-ocotón
Muchas Gracias MEL por tus bonitos comentarios.
Un abrazo
Gracias a esa rebeldía alguien pudo comerse el mejor melocotón del mundo.
Suerte, Maricarmen Brun!