69. La fuerza de la naturaleza
Se despidió de su mejor amiga para siempre. Desde pequeñas habían estado juntas. Se contaban sus secretos, sus pensamientos más íntimos. Las dos sabían que llegaría el día en que cada una tendría que ir a reunirse con los suyos. Eran tan diferentes. En la melena ondulada de una, se percibían las suaves colinas de las montañas pardas; en los rizos rubios de la otra, se adivinaban las olas espumosas del mar.
Sus instintos se hacían cada vez más patentes y su verdadera naturaleza afloraba más a menudo.. Ya no podrían ocultarse más. El día había llegado. Salió al balcón a despedirla a gritos . Intentaba inutilmente que su amiga se diera cuenta de que, en su loca huida, se había dejado, atrapada en la barandilla, su cola.
Me ha gustado mucho, Aurora. Sencillo y muy bonito. La amistad, si es verdadera, te acompaña siempre en el viaje de la vida. Quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Pero cuidado, no corras tanto que te dejes medio cuerpo por ahí… Todo hay que hacerlo despacio.
Precioso.
Besitos.
Muchas gracias por tu comentario, María José. Me alegro de que te haya gustado. Un abrazo fuerte.