SEPT40. ATARDECER DE FRUTA, de Magdalena Carrillo
Aromas de albaricoques, tardes de melocotón, colores de membrillo. Puesta de sol tras la ventana y voy cociendo poco a poco la mermelada. A fuego lento, lentísimo, se va extendiendo el aroma por toda la casa. Año tras año, toda una vida.
Escribo y doy vueltas, escribo y doy vueltas.
Con mucha delicadeza y cuidado, para que no se pegue al fondo de la cacerola. Pruebo y añado azúcar. La magia de la cocción se instala en la cocina como las palabras se colocan en nuestros labios. A solas y sin pedir permiso. Ambiente del atardecer de los largos días del verano que ya se anuncia. Imágenes de antiguas caravanas cruzando desiertos, dorados, como los albaricoques, como las arenas, como los últimos rayos de este sol que ya se oculta.
¡Caray! me he relamido, muchas y entrañables imágenes han vuelto a mí. Gracias Magdalena (con un nombre encima muy oportuno para ésta mi mañana) no te ofendas Magdalena. Abrazo
Gracias, de mi nombre no soy culpable, ja, ja, ja!!
Sabroso micro, pleno de olores y sabores, da pereza salir de él.
Deliciosas tus palabras.
Un abrazo.
Gracias, Yolanda.
prosapoética y sabrosa.
M Carmen Guzmán
Gracias, me gustaría enviaros a todos alguno de los tarros que sueñan en la despensa.
Es precioso. Llenaste el puchero con todo los ingredientes de la vida, con todos los colores y letras, con una pizca de arena y sol, de la magia que sale de cada tecla al escrito…
¡Enhorabuewna! Lines
Muchas gracias, me alegro!!
«La magia de la cocción se instala en la cocina como las palabras se colocan en nuestros labios.»
magia total tu intervención… me deleite de cada palabra, cada imagen, cada aroma…
» A fuego lento, lentísimo, se va extendiendo el aroma por toda la casa. Año tras año, toda una vida.
Escribo y doy vueltas,…»
y este aroma de tu escritura se va a extender por este espacio que es ya un poco «nuestra casa»…
Muchas gracias, lo escribí a principios de Junio mientras efectivamente hacía la mermelada de albaricoque, que tiene un color y un aroma divino!!
yo acabo de hacer confitura y jalea de moras…
Mucho más difícil que la mía, quitando todas esas minusculas pepitas!!
En una palabra, precioso, me he trasladado a cualquier casa de campo, de cualquier zona, me encanta como describes la forma de hacer mermelada…. No voy a poner la retaila de adjetivos que le pondría a este relato… solo voy a utilizar uno GRANDIOSO… no te deseo suerte porque no la vas a necesitar…
Un abrazo
Muchas Gracias, vivo en una casa de campo y sueño mientras hago otras cosas. Sí, creo que sí necesito mucha suerte igual que todos. Un abrazo.
Pásate por mi relato si te apetece, el de septiembre, se llama «Cosecha de verano»,ya que estoy hago publicidad…
Lo dicho de nuevo, mucha suerte y sigue escribiendo así…
Un abrazo.
Ahora mismito voy!!
Lento, dulce y delicado. Buenos ingredientes, paciencia y cuidado. Necesarios para crear: mermeladas y relatos.
Suerte.
Gracias!!
Me relamía mientras leía. Precioso y sabroso relato, Magdalena. Te deseo suerte.
Gracias, Amparo!!
Es muy bonito este micro dulce. Me entran ganas de pedirte un tarro de esa deliciosa mermelada 🙂
Mucha suerte, y un abrazo.
Gracias, si estuviéramos más cerquita!! Un abrazo!!
Jo, Maga, qué exitazo. Merecido del todo. Un abrazo.
Gracias, Lu!!
Me ha subido la autoestima que ya sabes por dónde la tengo…
a miles de km de distancia has hecho una perfecta descripción de mi persona en el dulce tiempo de los melocotones- me encanto – suerte! Teresita
Muchas gracias, Teresita.
Gracias, de verdad!!
¡Mmmm!¡Qué olores percibo! me llega perfectamente el aroma de la mermelada haciéndose.Lo has conseguido,¡enhorabuena!
Un saludo y suerte.
Gracias!!
¡Qué fiesta para los sentidos nos ha regalado Magdalena!
Felicidades y ¡Suerte!
Belén
Muchas gracias!!
Tiene una cadencia deliciosa, pausada. Una imagen detenida en el tiempo, como esos recuerdos del final de la tarde de un día de verano. Un relato muy agradable.
Un abrazo.
Suscribo todos los comentarios anteriores, relato tranquilo que emana paz, como ya le he dicho a Luz, otra melocotonera, me recuerda a mi abuela y sus mermeladas, que recuerdos, es increible leer a un desconocido y que te transporte a la infancia. Esta tan dulcemente escrito como la mermelada, si me permites «la magia se instala en nuestros corazones»… cada vez me gusta más este blog…
Me alegro de haber podido transportaros a esos recuerdos infantiles ta gratos!!
Me llegó una atmósfera de ámbar y ternura.
Precioso.
Beso
Malén, muy bonito comparar la cocina con el escribir.
Un beso
Precioso relato, Magdalena. Cuando hay felicidad, los rituales de todos los años y la rutina de cada día son las cosas más deseadas.
Un abrazo.
Gracias a todos!!
Muy evocador Malen, a mi me ha recordado a una persona a la que echo mucho de menos. Gracias. Un beso.