17. HOY VOY A MORIR (Sandra Sánchez)
Se levantó de la cama con esa idea clavada. Como si fuera una tarea inaplazable. Hizo una mueca delante del espejo a ver si lo ridículo del gesto le quitaba hierro al asunto, pero el pensamiento siguió ahí fijo, punzante, amenazador…
En el coche aguzó los sentidos; cualquier volantazo,adelantamiento, distancia u otra cosa la llevaría irremediablemente a un accidente mortal. No fue allí. Subió temblorosa a la tercera planta de su trabajo temiendo que se descolgara el ascensor; tomó el café sorbo a sorbo por miedo a un atragantamiento fatal; llegó a pensar, incluso, en la idea absurda de que un compañero la empujara por las escaleras. Nada. La obsesión le agujereaba de tal manera el cerebro que casi podía sentir el daño; pero la muerte no llegaba y la tensión, la estaba dejando exhausta. Al anochecer se relajó un poco – no del todo, un derrame cerebral o un infarto no tiene hora- pero el baño caliente le estaba viniendo bien, así que dejó que el pensamiento se fuera deslizando lentamente por el desagüe. Antes de acostarse, se asomó a la ventana. Estaba todo tranquilo, en calma. Ella también. No se había muerto. No pudo evitar cierta desilusión.
Curioso personaje tu protagonista. Sabe, igual que todos, que en algún momento dejará este mundo, pero, como la mayoría, desconoce el momento y el lugar. Sin embargo, ella tiene algo que le distingue: evalúa las posibilidades de sufrir un accidente a lo largo del día, o un malestar físico que le lleve al otro barrio. En todo momento da la impresión de que no desea ese paso fatídico, cuando en realidad es todo lo contrario. Su intención sería dejar la existencia cuanto antes, pero le falta el valor para quitarse la vida por sí misma y, por otra parte, parece experimentar una especie de curiosidad morbosa por cómo será. Imaginamos un rostro complejo como el de la imagen propuesta (y complejo como ella misma), cuando al terminar el día no ha logrado su objetivo. Sería una paradoja que, pese a su vigilancia atenta y constante, la muerte, que suele ser una dama caprichosa le sobreviniera cuando menos se lo esperase.
Un personaje curioso, como dije al principio, conforma un relato diferente.
Un abrazo, Sandra. Suerte
Uy vaya la pobr, que angustia. Igual se quería morir de verdad, parecía sola.
De cualquier modo aquí no decidimos y como dicen nuestros ancianos, lo que tiene que venir, vendrá.
Es gracioso eso de que hacía mohines delante del espejo para quitar hierro al asunto. Quién no lo ha hecho alguna vez.
Simpática la idea o abominable según se mire. Suerte Sandra y ya estamos casi en el 20 de abril… eso me recuerda una canción muy chula. Feliz noche.