18. Frustraciones
Ensayó a hacer cara de tristeza y desencanto. El resultado: una mueca incalificable con la que no logró convencer. No le concedieron nada. Tuvo que volver a empezar; ahora sí, esforzándose por lograr resultados efectivos. Entre tanto, se reían a carcajadas cada vez que recordaban su mueca artificial y se le volvían a reír en su cara cuando llegaba suplicante. Los abordó entonces con sonrisas fingidas, pero no motivó ningún cambio; no la tomaban en cuenta para nada importante. Se volvió aduladora, empalagosa, zalamera… Finalmente, no logró conseguir nada de ellos.
Es lo que tiene no ser uno mismo. La vida es puro teatro, pero hay que resultar convincente al menos. Como mínimo.
Besitos y suerte.