SEP26. MALOS TIEMPOS, de Esperanza Temprano Posada
Hace ya dos otoños que cuando tocan las campanas no vamos a misa sino a la huerta y nos reunimos alrededor de los pocos frutales que nos quedan, para ver si nos dan algo más que disgustos.
Los más optimistas piensan que el verano ha venido muy raro y todavía tiene que brotar algún fruto. Los demás sabemos que no habrá más cosecha que la que vemos. Pasamos el tiempo intentando recordar el sabor de una manzana, o hincando los dientes de nuestra ilusión en esa pera que se nos hacía agua en la boca. Luego volvemos a casa resignados, compartiendo un sobre de gelatina con sabor a tutti frutti para saciar nuestra sed y calmar nuestra memoria.
Dicen que la tierra nos ha retirado sus favores y que de los árboles solo brotarán transgénicos de plexiglás con fecha de caducidad. Lo peor es que ya no somos capaces de evocar el olor de la fruta madura.
Por Dios, que no se haga realidad esta terrible profecía, Esperanza. No quisiera vivir en un mundo en el que los árboles nos negaran sus frutos. Aunque al paso que vamos…
Un micro duro que azota nuestras conciencias.
Muy bueno.
Abrazos.
MJ últimamente estoy un poco apocalíptica, lo reconozco, pero, como tu bien dices, al paso que vamos…
Gracias por tu comentario.
Abrazos,
Me gusta tu micro
He de decirte que a pesar de los plexiglás, invernaderos y demás usos del campo, por aquí por esta huerta mía, todavía la fruta huele y sabe como las de siempre.
Tu relato es tierno y sabe a costumbre a pesar de los «malos tiempos»
Besicos
Pues que suerte que la fruta sepa como antaño. En Madrid tienes que recurrir a la ecológica para disfrutar de todo su sabor.
Corren malos tiempos, Capobá, y hay que retratarlos.
Besotes
Jope, qué mal. Lo peor o mejor del micro es… la naturalidad y la certeza con la que lo cuentas todo. Horrible, vamos. Bien contado, en resumen
Ya veo que te ha parecido horrible, su mensaje, entiendo. También te puede parecer horrible el relato, yo no me enfado, unos nos gustan y otros no, de lo contrario todo sería muy aburrido ¿no te parece?.
Un abrazo,
Esperanza, espero que la naturaleza no nos niegue nunca sus favores, aunque es cierto que no la tratamos con el respeto que merece.
Es duro, cala hondo, enhorabuena.
Un abrazo.
La naturaleza tiene razones más que suficientes para negarnos el pan y el agua y lo peor es que todas se las hemos dado nosotros.
Un abrazo,
Me ha gustado lo del sobre con sabor a tutt frutti nada mas dañino que lo que viene en sobre,felicidades muy original y sobre todo con mensaje
Nos hemos rodeado de sustancias sintéticas, despreciando los regalos que la naturaleza nos da. Como no nos concienciemos, terminaros como en mi relato.
Un abrazo,
Ja,ja,ja, fíjate toda la vida con este nombre y no me he dado cuenta que llevaba la pera dentro. ¡lo que son las cosas!;-)
Un abrazo.
Cuanta razón tienes, Esperanza, en tu comentario a Inés. La fruta todavía sabe algo, pero menos que antes, y no hablemos del aroma, que entras en una frutería y no huele a ná. Cuando llegue el apocalipsis he pensado en emigrar al Sendero del agua, que entre mermelada de arándanos y sidras y pacharanes igual no está todo perdido y sobrevivo.
Un abrazo.
Oye, guardame un sitio en el Sendero del Agua, si eso, ¿vale? 😉
Un abrazo,
Esperanza, qué «desesperanzador» pintas el futuro, pero lo describes tan bien… Magnífico juego de palabras evocando fruta jugosa, para enfrentarla con la realidad del sobre de gelatina.
Un abrazo tierno, redondo y maduro, o sea como la propia fruta…
Amparo M. A.
Petra, ya me gustaría pintar un futuro feliz, pero al paso que vamos no me sale retratarlo de otra manera.
Un abrazo de esperanza ;D
Verdades como puños, ofreces en tu micro, Esperanza. Es un estilo directo y sencillo.
Mucha suerte.
Gracias Ricardo, son verdades que se van creando poco a poco y no nos damos cuenta de ellas hasta que ya no tienen remedio.
Un abrazo,
Me ha dado miedo, y eso en un relato es bueno, quiero decir que efectivamente llegas a transmitir, como dice el caballero anterior, sencillo y direcyto muy a mi propio gusto y estilo. Y que nunca se cumpla la profecía.
Gracias María, me uno a tu deseo: que nunca se cumpla la profecía.
Un abrazo,
Has descrito un futuro poco esperanzador, la verdad, pero no muy alejado de la realidad. Nada sabe a nada. La fruta madura sabe a moho.
Mucha suerte compañera.
¡Cuantas veces añoramos los sabores de nuestra infancia!
Siempre nos quedará el sabor de nuestros relatos 😀
Un abrazo compañera
Esperanza, me estas sorprendiendo con relatos muy buenos. Yo que soy vegetariano no sé que voy a comer. Lo más probable terminaremos como en tu relato comiendo gelatinas de sabores de fruta. Enhorabuena, me gusta mucho todo lo que escribes, Sotirios.
Muchas gracias Sotirios. A mi que soy casi vegetariana, ya me pasa, el no saber qué comer, me refiero.
Un abrazo,
Esa vena, la que te sale en este relato es la que más gusta de tu obra. Construyes con palabras sencillas y precisas micromundos con macrohistorias. Preciso y precioso Esperanza.
Un abrazo
Paloma Hidalgo
Muchas gracias Paloma, viniendo de tí es todo un halago. Aunque como decía por ahí arriba, últimamente estoy un poco apocalíptica.
Un abrazo,
Una hermosa historia sobre una memoria, la gustativa, la olfativa… que por algún motivo que no sé si la ciencia habrá analizado, parece en muchas personas renace en la etapa de madurez, a diferencia de la «otra», que con frecuencia tiende a irnos abandonando gradualmente. Enhorabuena, una vez más.
Y un abrazo.
Gracias sJoaquín. La memoria gustativa y la olfativa son tan sutiles y a la vez tan profundas que son capaces de hacernos vivir nuevamente las escenas que evocan con total nitidez.
Un abrazo,
Perdón, quería decir Joaquín, pero se me ha escapado una «s» de sobrio, sabio y soñador. 😉
Espero que tu relato no se haga nunca realidad Esperanza. Por lo demás decirte que me ha gustado.
No sabemos lo que nos depara el mañana.
Saludos y mucha suerte en el concurso.
Yo también deseo que no se haga nunca realidad, pero en esta sociedad de la incertidumbre que sufrimos, todo puede pasar.
Gracias y suerte para tí también.
Paso a paso, si ganas este mes mermelada de frambuesa, suerte, yo voy a esperar a que den jamón.
Un beso
Ja,ja,ja,postura inteligente, si señor, reservarse, más no te falta razón, si este mes eres campeón, te quedas con el sabor dulzón, Conviene dejar pasar al montón y agarrarse al jamón, sino siempre nos quedara la autocompasión antes de que termine la función. 🙂 🙂
Un beso y mucha suerte para los próximos meses.
Esperanza, tu relato tiene un matiz apocalíptico, pero deja también la impresión de que todo eso ocurre en el presente. Muy bién escrito. ¡Felicidades!
Gracias Nicoleta, espero que mi relato se quede siempre en pura ficción.
Muchas gracias,
Esperanza, qué bien escribes. Siempre me asombras, cuentes lo que cuentes, no importa, cuando acabo y llego al último punto, digo, es de Esperanza, no hay otra, que ni le sobra ni le falta nunca nada. Este micro está lleno de detalles memorables, gelatina tutti frutti, o plexiglás con fecha de caducidad… Y lo peor, que es verdad. Lo cuentas maravillosamente. Un beso y mucha suerte.
MAR tu si que escribes bien, te superas día a día. Da gusto leerte.
Un beso fuerte,
Esperanza, lluvia benefactora para esas tierras y suerte para tu relato.
CALAMANDA suerte para el tuyo también. cada vez somos más en esta gran familia que hemos creado entre todos.
Un abrazo,
Esperanza un texto directo y claro sin florituras para contar un futuro que quizás no esté tan lejano, ojalá que con relatos como este logremos cambiar esa opción.
Muy bueno.
Besitos