40. DEBUT EN TABLAS (Rafa Olivares)
Sonsoles Niñoles tenía claro desde bien pequeña que quería ser actriz. Por eso cursó estudios de arte dramático, destacando en expresividad facial, que completó con clases de canto y baile. Además de cinco idiomas en los que alcanzó una dicción perfecta, incluso con giros y acentos comarcales. También aprendió a maquillarse y a transformarse en cualquier tipo de personaje, ya fuera de su propio sexo o del opuesto. Después de varios e intensos años de preparación, se lanzó a buscar trabajo y tras algunos intentos fallidos logró su selección en un casting, en dura pugna con un hombre estatua habitual de céntricas plazas y avenidas. Por fin, Sonsoles vería su sueño cumplido en un teatro importante de la capital, con la obra de un célebre escritor y en el papel estelar del personaje que figura en su título: Cinco horas con Mario.
El genial monólogo de Delibes tiene un personaje principal, cuyo papel requiere, sin duda, de una gran profesionalidad y esfuerzo. Sin embargo, hay otro pasivo, que podía ser cualquiera, siempre que no se mueva, un muñeco, o un féretro vacío incluso. Tanto estudiar para terminar así, como los jóvenes tan preparados que han de aceptar cualquier cosa en el mundo laboral. Siempre le quedará el consuelo de «por algo se empieza» y «los principios nunca son fáciles», otro más: «el caso es meter la cabeza».
Un relato lleno de ironía fina y escrito como tú sabes hacerlo.
Un abrazo y suerte, Rafa
Sonsoles ha empezado metiendo la cabeza y todo el cuerpo en el féretro. Es un empezar por el final.
Gracias, Ángel. Un abrazo.
Un relato muy característico de tu escritura, que siempre rezuma sentido del humor e ironía, en este caso también -si se quiere- con su carga de crítica social. Y cómo no, esos personajes de nombres inolvidables. Mucha suerte y un abrazo, Rafa.
Y que no decaiga lo de reírse de todo, empezando por uno mismo. Jajaja, vale la pena buscar nombres que uno supone adecuados con la esperanza de que tú lo aprecies.
Gracias, Ana.
Beso fuerte.
Hola Rafa. Un relato lleno de fina ironía el tuyo.
Hacer el papel de un muerto no es una cosa tan fácil como puede parecer. En primer lugar hay que saber morirse y en segundo lugar saber estarse quietecito y adoptar el mismo semblante durante toda la representación. Esto no está al alcance de muchos que dicen ser buenos actores.
Decirle a tu protagonista que se puede encontrar una oportunidad en cualquier trabajo y que de absolutamente todo lo que se hace en la vida se puede aprender. Un consejo para ella, haga lo que haga, que no deje de hacerlo lo mejor que pueda.
A ti no me hace falta darte consejo alguno, pues siempre nos ofreces lo mejor lo mejor. Un abrazo.
Gracias, Ángel. La expresividad de esa cara merecía una oportunidad laboral. Con una buena obra de un mejor autor, qué menos.
Abrazos.
Don Juan tiene licencia para lo que quiera, faltaría más. Por mi tierra se diría «tota pedra fa pared», y por algo hay que empezar.
Gratitud a mi hekatónquiro preferido.
Un abrazo.
Tantos estudios de expresividad para un papel «Ripaburrido». Desde luego, el papel se lo merecía el hombre estatua. Un relato muy bueno, Rafa, con tu impronta, ironía y reflexión. Abrazos y suerte.
Bueno, estar un par de horas haciendo de muerto también tiene su mérito. Los aplausos deberían ser compartidos.
Gracias, Salvador.
Un abrazo.
Pobre Sonsoles, claro que por algo se empieza!! Me has hecho reír con ganas, me ha gustado mucho. Gran final.
Besicos muchos.
Esas risas son el mejor halago.
Gracias, Nani.
Muchos besicos.
Ironía de la fina y crítica hacia una sociedad que, después de preparar sobradamente a sus jóvenes, los exilia en busca de trabajo, o los pone a hacer el muerto en un puesto que no encaja con su formación. Redondo y divertido.
Suerte y abrazo,
Y todavía contentos y dando gracias.
Besos, Anna.