95. LA PRISA, SIEMPRE LA PRISA (Yoya M. Alonso)
Permanece sentada en la terminal del aeropuerto sin mover un músculo. Parece estar en estado de shock. El incesante goteo de pasajeros cargados de maletas, contrasta con la mujer que ni tan siquiera lleva un bolso de mano. Escucha sin inmutarse el anuncio de las salidas inmediatas. De repente su actividad gestual se multiplica, acaban de dar el último aviso de embarque para un destino internacional. Es al escuchar el nombre de la ciudad cuando se derrumba. Hace cuatro años, con su familia a bordo, aquel avión nunca llegó a su destino. Ella había perdido el vuelo.