100. La mujer que olvidó sonreír
Al despertar, notó cómo las comisuras de los labios le pesaban como si colgara acero de ellas. Se levantó de la cama, y caminó desorientada. No era capaz de recordar quién era. Avanzó mecánicamente por el pasillo de la casa, y se adentró en el cuarto de baño. Se observó en el espejo. Sus labios dibujaban una curvatura pronunciada que apuntaba hacia el suelo. Intentó corregir su expresión, pensar en algo divertido; pero nada surgió efecto. Sin embargo, pese a no recordar cómo se sonreía, tampoco sentía la necesidad de hacerlo. Regresó al dormitorio. Encontró una mujer tumbada en la cama de la que se acababa de levantar. La miró sorprendida. La extraña tenía en su mano derecha una foto. En ella se veía un hombre y unos niños que le resultaban familiares. En la izquierda, las llaves ensangrentadas de un coche. Se quedó mirando el rostro de aquella mujer. Tenía la sensación de haberla visto antes. Pero aquella sonrisa plácida que podía ver en su cara, sobre la que se deslizaban lágrimas aún recientes, la despistaba. Sin aquella sonrisa, casi podría decir que la acababa de ver, hacía solo unos instantes, en el espejo del cuarto de baño.
¡Cuánta tragedia junta! Una historia que vamos conformando con el accidente como origen y quién sabe qué se tomó la mujer, superviviente del accidente (y quizá además culpable del mismo).
Bien contado.
Un saludo.
Carme.