AGO99. SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, de Gabriel Bevilaqua
Al abrir la ventana del dormitorio para que ingrese aire fresco le llaman la atención las cortinas del departamento de enfrente. “Son azules como las aguas del mar”, dice, mientras una mujer joven y curvilínea las descorre un par de palmos. El hombre se alegra de no haber encendido la luz cuando instantes después la muchacha se aleja de la ventana, se desviste y comienza a peinarse parsimoniosamente en la cama. Tras un largo rato la mujer se levanta, abre los vidrios de la ventana y se queda de pie entre las cortinas que una imprevista racha de viento agita como si fueran olas. Su rostro ovalado se vela y se desvela en ese vaivén azul. Al fin el aire se amansa y ella mira hacia el departamento del hombre, sonríe y comienza a cantar. Su voz se le antoja a él poblada de madréporas, hipocampos y delfines. Absorto comienza a bracear.
Cuando la sirena enloquecida de una ambulancia ahoga momentáneamente aquel dulce canto, al hombre le parece distinguir —justo antes de llegar al fondo del mar— la cola de un pez entre las cortinas.
Gabriel, creo que lo que cuentas lo he vivido yo varias veces, me ha encantado.
Onírico.
Un abrazo
Gracias, Epífisis.
Saludos
Qué atmósfera más inquietante y plácida a la vez. Vaya combinación, difícil y muy buena trama.
Un abrazo.
Gracias, Susana.
Saludos
Las sirenas se van colando una y otra vez por los resquicios de los relatos 🙂 Muy hermosa la historia.
Gracias, Ana. Las sirenas se han vuelto un clásico dentro de la minificción.
Saludos
Muy bonito Gabriel, un sueño que se convierte en realidad.
Saludos y suerte con tu historia.
Gracias, Yashira.
Saludos
Además de parecerme un relato perfectamente narrado, manteniendo la tensión y el enigma, sin haber leído previamente ninugún comentario (lo haré ahora), su final me sugiere varias suposiciones, y todas ellas me parecen interesantes.
Las cortinas no podían ser de otro color, y la palabra madrépora es en sí misma una poesia.
Un relato muy refrescante y con magnífico final.
Felicidades.
Gracias, Antonia 🙂 La palabra madrépora es bellísima. La «descubrí» hace ya mucho, mucho, en un poema de Alfonsina:
YO EN EL FONDO DEL MAR
En el fondo del mar
hay una casa
de cristal.
A una avenida
de madréporas
da.
Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.
Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.
Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.
Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
—din don… din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.
Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del mar.
Gracias por la poesía, a cambio otra de David Enrique Perry que encontré navegando
“Madréporas”
“Entre güiros, medusas y cardúmenes,
en el fondo del antro submarino,
las oscuras madréporas se aduermen
perezosas, letárgicas. No alcanza
a sacudir su inerte somnolencia
la intuición inefable de los mundos
espléndidos de arriba…
…
Pero en la calma de una noche estiva…
…
un rayo pensativo de la luna
…
penetró con su flecha cristalina
el alcázar dormido de las aguas,
y conmovió en un beso azul y blando
el sueño secular de las madréporas.”
“Lentamente se fueron congregando
los laboriosos pólipos. La esbelta
columna fue ascendiendo…”
“Hasta que un día cálido y glorioso
como un beso augural, llegó a sus frentes
un rayo de sol. Y las madréporas
redoblaron su esfuerzo. Ya el espacio
va insinuando en el bloque trasparente
su verde claridad. Tan solo falta
un último empellón. Y la gran isla
se alza […] sobre el océano…”
🙂
Gabriel bellas imágenes, metáforas que llevan tu sello. Enhorabuena.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Gracias, David.
Saludos
me gusto muchísimo todo el relato tanto su ritmo como las imágenes pero…
pero ¡¡¿porque se peina «parsimoniosamente»?!!
es exactamente al revés: un pelo largo se peina con ademanes amplios y no mezquinos…
ademas es lo que se puede esperar de una sirena: amplitud de movimientos delectandose en estos gestos ondulantes…
La parsimonia es tranquilidad y calma querida kistila, no mezquindad. Ella es tranquila y sus gestos son como caricias. Quizás está soñando con algo y durante ese tiempo se relaja. Hay sirenas de todo tipo, locuelas, serenas, picaronas, exhibicionistas 🙂
pero me encanta leer tus reflexiopiniones.
Hola Kistila. Como ya te ha comentado Antonia, parsimonia es según la RAE: «Lentitud y sosiego en el modo de hablar o de obrar». Esta sirenita es serena y y un tanto exhibicionista 😉 Pero intuyo que has buscado en el diccionario parsimonioso, que la RAE define en su primera acepción como: «Escaso, cicatero, ahorrativo». Curioso porque no creo que se use mucho en ese sentido.
Saludos
has dado en el clavo gabriel… no es que no conocía esta palabra pero me sonaba como justamente algo parco y prudente, falto de generosidad (por ejemplo parsimonioso en elogios)que no me iba nada bien con la imagen de tu sirena… y en absoluto con el valor que doy a tu relato que como te dije me gusto mucho…
Hola, Kistila. ¡Gracias!
Coincido contigo, Ana: hay palabras que más allá de su significado suenan bellas al oído. Ciertamente parsimonioso/a es una de ellas.
Saludos
Un par de sirenas bien distintas. Un sueño fantástico en el que cualquier hombre querría sumergirse al abrir su ventana, cada día. No creo que desearan ese final, pero la historia merece un aplauso por convertir la propuesta de «azul marino» en un sueño casi eterno.
Muy bello, Gabriel.
Un abrazo.
Gracias, Laura.
Abrazos
Creeme,a mi mente lógica cartesiana, le cuesta entrar entre esas cortinas, pero siento paz al leerte; es lo que importa.
Ah…:»Vos sos dallá», ¿verdad?; aquí vivimos en apartamentos.
Estupendo relato.
Un saludo.
Gracias, Jesús. Bueno, mis relatos suelen estar lejos de la lógica cartesiana aunque, eso sí, tratan de guardar una cierta coherencia interna (lograrlo ya es otra cosa), pero si te transmitió una sensación de paz, ya es bueno.
Sí, soy de acá. 🙂
Saludos cordiales
Hola Ana. Gracias. Te cuento que esas otras sirenas en parte han sido un guiño literario a un micro muy conocido y breve de Edmundo Valadés:
«La búsqueda»
Esas sirenas enloquecidas que aúllan recorriendo la ciudad en busca de Ulises.
Gabriel, me ha encantado tu micro «encantado». Te atrapa con suavidad, lenta y rabiosamente entre sus onduladas figuras; entre sus equivalentes sonidos y distintos significados… Juegas con la morfología y la semántica como tu sirena juega con ese espectador nocturno.
A mí me parece de premio.
Un besooo.
Amparo Martínez Alonso
Gracias, Petra. Me alegra que el micro te haya encantado. Ese es el mejor premio 🙂
Saludos cordiales
Gabriel, me gusta tu relato. La evasión en los sueños es necesaria para traer belleza y magia en la monotonía de la vida urbana. ¡Suerte!
Gracias, Nicoleta.
Saludos cordiales
Sí, el micro completo es así de breve y es un juego que hace Valadés equipando unas y otras sirenas. El texto es citado en muchas de las mejores antologías.
Gracias por lo de los relatos, pero la verdad es que escribo un poquito de todo. En mi bitácora, entre los últimos textos que publiqué, hay uno bastante duro (Fanales) donde la protagonista no la pasa nada bien…
Y las mujeres, como dices, podrán no ser santas ni pecadoras, ni buenas ni malas, pero siempre siempre son hermosas 😉
Saludos cordiales
Me ha gustado muchísimo tu relato, Gabriel. No lo había leído en su día porque estaba de vacaciones y por eso me alegra al final no habérmelo perdido.
Enhorabuena por la mención.
Un abrazo.
Gracias, Sara. Un placer compartir mención contigo y con otros amigos.
Saludos cordiales
Felicidades por haber salido mencionado en el mes de agosto. Es muy normal que lo hayan hecho porque es una preciosidad.
Gracias, Ricardo.
Saludos cordiales
No había visto tu comentario, Ana. Sobre la anécdota que cuentas, como son las cosas, si por aquí a una dama le dicen que «está como un camión» o «sos un camión» significa que es muy pero muy bonita.
Lo del desgüace me ha hecho mucha gracia.
Saludos cordiales
Gabriel, felicidades por la mención. Muy bello este relato de mar, está muy conseguida la sensación del mar en las cortinas. Y la atracción del canto de las sirenas que atrapa a todos los marineros
Gracias, Puri. Disculpa la tardanza pero no había visto tu mensaje hasta ahora. Me alegra que te haya gustado, Brujita.
Saludos cordiales