AGO67. CELOS, de Emilio Magdalena
Hay tempestad en la costa, el viento parece gritar irascible y ensordecedor, las olas golpean el aire con furia de espuma y se estrellan violentamente contra las orillas. En la playa, la arena se arremolina con saña y golpea las ropas y el pelo de los pocos paseantes que se aventuran a salir. No hay sol que pueda calentar este lugar. Ni paz para sus habitantes desde que la joven de ojos azules vino a vivir al pueblo.
Acción, acción, acción. Paisajes, elementos, estallidos en cada oración, y el final, tan escueto,tan hermético y a la vez tan abierto a la imaginación.
Me encantó.
Felicidades.
Bonita tempestad; y ese cierre que en lugar de echar la llave abre la puerta a las suposiciones de mil historias; tal vez a denasiadas suposiciones. Suerte.
Bonita descripción de los elementos desatados. Gracias por el título que le has puesto, cierra el campo de especulaciones. La próxima vez que te enamores, que sea de unos ojos negros, pero este agosto, toca azul.
Has utilizado los vaivenes de un mar agitado para contarnos una escena que queda muy clara en la ultima línea. Enhorabuena.
Se siente la fuerza de la tempestad equiparable a la fuerza de los celos, muy bueno, suerte. Nuria.
Precioso, fuerte y potente. Me ha gustado mucho.