99. Cae la tarde, anochece la vida (Asunción Buendía)
Los pies colgando en dulce balanceo. Tu brazo fuerte y grande en mi espalda, ejerciendo una presión que adivino controlada, precavida, siempre protectora. Gritos alborozados de sangre joven y revuelta. Bullicio de hormonas a medio despertar o locamente espabiladas ya. El sol de los días despreocupados dando color a mis mejillas, suficientemente encarnadas siempre que tú estás cerca. Las tuyas perladas por el calor, tan deseables. Silencio fluido entre nosotros, uniéndonos más que cualquier palabra hueca.
Cae la tarde, anochece la vida.
El agua a nuestros pies se vuelve oscura y la brisa fría.
¿Nos vamos?
Un suspiro, una mirada cómplice y un gesto conforme. Él siempre más ágil es ahora el último en ponerse en pie, ella le ayuda con su fuerza de gorrión, mariposa dorada.
Cincuenta atardeceres después, juntos emprenden el camino de regreso.
Un final tierno para un amor verdadero sin fin.
Suerte.
¡Sonrisas y flores!
Manuela.
Gracias por tu lectura Manuela, siempre hay amores que comienzan casi cuando se es un niño y perduran hasta el fin de la existencia. Así es la pareja de mi relato.
Un beso
Asunción, una relacion sencilla que ve pasar elo paso del tiempo y se enternece de las imagenes del otro. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda por tu lectura, son amores en apariencia sencillos pero los más difíciles de encontrar.
Un beso