04. Anatomía de un hematoma
Nos enseñaron que el amarillo y el morado eran colores complementarios, que el tiempo todo lo cura y cicatriza, que entre anteayer y pasado mañana los tejidos se regeneran lo suficiente. Aprendimos que los golpes provocan moratones, que los cardenales son sangre derramada, que la sangre coagulada cambia de color y de estado. Que las plaquetas no son solo baldosas. Que es mejor lavar en agua fría. Descubrimos que abusar del maquillaje mejora las cosas, que las gafas oscuras y las mangas largas evitan preguntas. Y que otras veces es mejor quedarse en casa. Nos inculcaron que los trapos sucios se lavan de puertas para adentro y sólo se airea la ropa blanca e impoluta. Que se calla, no se dan explicaciones, no se llora. Que la familia está por encima de cualquier cosa, incluso de las hemorragias que matan. Que lo importante es parecer respetable y limpio.
Que el mundo es de los fuertes. Que hay que ser fuerte. Que el color violeta del alma también se volverá amarillo algún día.
Lo que no nos contaron fue que, incluso con el paso de los años y la mejor voluntad, el amarillo tiende a buscar de nuevo a su complementario.
Buen micro Eva. La frase final nos deja el desconcierto del espiral de la violencia, si bien que tu lo has dicho de forma muy poética.
Un saludo desde Valencia
Muchas gracias Cecilia. La espiral, esa es la clave. Un abrazo.
Un título magistral, que enmascara una ley del silencio que no debería existir, las muestras escondidas de una violencia siempre injustificada, oculta bajo mantos de miedo. Cuando el amarillo y el morado se fusionan dan lugar al gris, a una existencia anodina, anulada bajo la voluntad de alguien más fuerte, que predomina de forma inadmisible.
Un relato cosido con la mejor prosa poética, para contar la realidad más sórdida.
Un abrazo, Eva. Suerte
Una realidad que no deja de serlo, pero que antes quiza estaba más consentida y extendida…y se propagaba por imitación. Muchas gracias campeón. Un abrazo fuerte.
Eva: La frase final se ciñe a esa realidad,tal cual.
Sonrisas y suerte
Manuela
Creo que es realmente frecuente, Manuela, que así sea. Gracias por comentar y una sonrisa para ti también.
Hola Eva. Enhorabuena por un relato en el que nos muestras la crudeza de esa lacra maldita que, día tras día, no ha dejado de masacrar a las mujeres. Muy bien narrado. Mucha suerte.
Gracias Ton. Creo que en este caso la violencia no tiene género, aunque si, claro, cuando hablamos de fuertes pensamos en hombres. Pero no siempre. Un abrazo.
Qué bien narrada la escala cromática de la violencia, EVA, y creo no equivocarme, narrada por una mujer. ¿Quién, si no, hablaría de lo de «lavar los trapos sucios puertas adentro» y de sólo airear «la ropa blanca e impoluta»? Y lo más tremendo de todo es que lo que en este blog leemos como una ficción sigue siendo hoy, en el siglo veintiuno, una realidad para muchas mujeres…
Doloroso, tremendo y excelentemente escrito. Te felicito.
Cariños,
Mariángeles
Hola Mariángeles. Gracias por tu comentario. Creo que la violencia no tiene sexo, aunque si tenga porcentajes. Y creo que en torno a ella hubo siempre una ley del silencio que no solo amparó a los violentos sino que fue cuna de muchos más. Un beso grande que cruce el charco veloz.
Un caleidoscopio de dolor y una ley de silencio para enmascarar una violencia donde siempre tendría que haber cariño y amor. Espléndido relato, Eva. Un abrazo y feliz verano.
Sé que es un tema muy tratado pero parece que seguimos inmunes a ello. Gracias Salvador por comentar y por tus palabras. Un beso y feliz verano.
He vuelto a leerlo (ya lo leí cuando lo encontré en feisbu) y he vuelto a emocionarme.
Los gustos y la literatura tienen algo de azar, de piel erizada, de pálpito. Hay gustos para todo y yo valoro mucho, independiéntemente de la voz, el estilo y la narratividad, la VERDAD. Y tú tienes verdad. Esa verdad que yo busco.
Enhorabuena! Besitos fuertes!
Tonight is the night… 😉
Hola Salva! Aquella noche fue la noche…vaya sorpresa! Yo no había leido esto entonces, como me extraña que leyeras el cuento en Fb, esa es la verdad, jajjaa. Muchísimas gracias por tus palabras. Un beso enorme y disculpa por el retraso en contestar, ya sabes, la vida… 😉
Muy buen relato Eva, que sin decir nada lo dices todo. Esos colores y esos moratones que llegan a matar de una u otra manera. Felicidades maestra. Suerte.
Besicos muchos.
Ay Nani, que buena eres siempre conmigo y qué amable. Maestra en nada, nunca, jamás. Besos a montones para ti. Y gracias, siempre.