27. PARTITURA
Los miedos de Catalina se disiparon cuando el bebé lloró al nacer. Su marido cantaba nanas al niño. Ella miraba cómo dormía. A los pocos meses Catalina y su hijo esperaban a papá para que le leyera el cuento en voz alta. Sus ojos ávidos aprendieron a leer los labios de mamá, tocándolos con sus manitas. Cuando empezó a andar corría detrás de mamá.Era un espectáculo verlos en la terraza. Catalina, hipertérrita, miraba las manos de su hijo garabatear notas musicales en las sábanas.Cogía las pinzas como batutas. Otras veces los vecinos lo veían bailar, a lo largo de la terraza, encima de los pies de mamá. En el cole el hijo de catalina chinchaba a sus amigos. Decía que era trilingüe, porque iba a clases de inglés, cantaba con su papá, con voz de barítono, y hablaba con las manos con mamá;a ella le enseñó que se oía por dentro: como los latidos del corazón pu-pum.Tuvo una infancia envidiable.En su adolescencia tuvo piano en casa, tocaba para mamá.El hijo de Catalina no quiso estudiar periodismo, como quería su padre. Es director de la orquesta sinfónica. Su madre, abonada fija, aprendió a sentir la música.