38. Sábanas (Asun Gárate)
El día que mi madre se suicidó, desayunamos juntos en su cama. Tortitas con sirope de chocolate. Yo manché las sábanas, pero ella dijo “no importa, cariño” y casi sonrió. No parecía más triste que otros días, solo igual de triste. Lavó las sábanas en la pileta, las colgó en la cuerda del jardín y a media mañana ya se habían secado. Sin embargo, siguieron tendidas hasta que las recogió alguien que vino a nuestra casa después del entierro.
Tuve que hacer la maleta e irme con unos parientes de la ciudad. Entre las pocas cosas que me llevé estaban aquellas sábanas y dormí en ellas todas las noches del resto de mi niñez. Luego me convertí en un muchacho horrible y las guardé.
Soy embustero, ladrón, camorrista. Soy alcohólico. Hoy me han dado una paliza en un callejón, dejándome roto por dentro y por fuera. A duras penas he logrado llegar a la pensión donde vivo. Sé que no aguantaré mucho tiempo. He sacado las sábanas de la maleta, las he puesto en la cama y me he acostado. He vuelto a mancharlas, pero mi madre ha dicho «no importa, cariño».
Un relato que parecía tremendamente real y duro, sobre todo al principio, pero con un giro inesperado al final, que nos quita de encima, un poco, esa sensación de desamparo del protagonista. Muy bien llevado.
Asun, que bueno poder leerte de nuevo por aquí… bienvenida!!!
Muy bien usado ese simbolismo de las sábanas para representar momentos clave de la vida del protagonista y el papel de la madre. Me gusta la forma tan redonda en que lo cierras. Mucha suerte.
Un relato duro y bien construido, con esa dosis de inquietud que sabes manejar a las mil maravillas. Me alegra muchísimo volver a leerte, Asun. Se te echaba de menos. Un beso y mucha suerte.