AGO08. PERSECUCIÓN AMOROSA, de Javier Sánchez Campos
Descansaba en su camarote cuando un torpedo destrozó el fuselaje del submarino. Toda la tripulación falleció, a excepción suya. Dice que una sirena lo salvó.
Justo cuando termina de contar la historia, mi abuelo se levanta dirección al aseo. Me quedo plantado en el comedor, a medio camino entre la incredulidad y la pesadumbre.
Es entonces cuando una potente explosión, como venida de ultratumba, sacude la casa. Me escondo debajo de la mesa.
Dejo transcurrir un tiempo prudencial y, descolocado, me dirijo al lavabo. Un fuerte olor a salitre, mezclado con una pegajosa brisa, me sacude al llegar. En el suelo, mi abuelo yace al pie del váter con la cabeza ensangrentada. Trozos de metal incrustados en su cráneo.
Una nota en la pila, mojada en uno de los bordes, llama mi atención. La leo:
“Nunca debiste haberme dejado”.
Fdo: Tu sirena.
El forense asegura que el infarto lo fulminó al instante.
Todavía conservo la nota y los trozos de metal. Nadie lo sabe.
Gracias por el comentario. La sirena, como el pasado, siempre termina por atraparnos y nos hace pagar.
Los finales de estos textos, son lo más difícil de lograr. Un o hace lo que puede.
Un beso.
Tienes razón Javi, el final es complicado cuando el ordenador te va diciendo que llevas 190 palabras, aún así lo acabaste muy bien.
Buen relato.
Un abrazo.
Gracias, Epífisis, por tus palabras. Un abrazo.
¡Muy…cinematográfico, Javier! Y divertido.
Un abrazo.
Gracias, Nicoleta. Otro abrazo.
Me gusta lo que escribes,Javi, pero en este caso no sé si la fantasía de un nieto da para tranaformar tanto un simple infarto. O tal vez sea que yo no lo haya entendido bien. Un abrazo. Suerte
Gracias por el comentario. Asumo la culpa de todo lo que no se entienda. Por lo demás, la imaginación no debiera jugar ningún papel en mi relato. Si lo hace, caso error. Un abrazo.
A mí me ha parecido apabullante y me ha engancahdo del todo. Suerte.
Muchas gracias, Pablo!