40. Sombras de vida
Mi niñez ya es una sombra, mi madre ya es una sombra. Entre las sombras recuerdo cuando mi madre me reprendía, cuando me consentía, cuando me estimulaba, cuando respondía a mis preguntas sobre su música favorita; porque conocí a Juan Arvizu, a Pedro Infante, a Margarita Cueto, a Juan Legido, a Alfonso Ortiz Tirado… al lado de su radio siempre encendida. Con el padre ausente, por trabajo, la madre era mi referente y yo era su sombra, a donde quiera que fuera, me iba yo.
Vemos ahora proyectados sobre un lienzo esos años de la niñez y los revivimos; jugamos con las sombras de nuestros amiguitos de infancia; veneramos las sombras de nuestros primeros maestros, de los que sí asumieron su papel de maestro; nos complacemos en la sombra de nuestro primer amor; temblamos con las sombras de nuestros fracasos. De repente, nos hacemos conscientes de la sombra que estamos proyectando hoy a la luz del mañana.