53 – Ay, Dolores, Lola, Lolita
En este mundo, Dolores, debes tener claras dos cosas. Que el dinero abre muchas puertas. Y que algunos hombres con dinero son especialmente atractivos y seductores; pero en ocasiones, por esas mismas razones, resultan muy peligrosos. Ya que pueden hacer que pierdas la cabeza. Y el dinero.
No me mires así, Lola. Cuando seas mayor lo entenderás mejor.
Anda, ayúdame a doblar las sábanas y podremos descansar y tomar el sol en las tumbonas del jardín. Este invierno ha sido muy duro. Tanto frío no es nada bueno para mi delicada piel.
Vaya, ahí llega el vecino de enfrente en su nuevo Mercedes descapotable. Qué moreno está ya…
¡Ay, Lolita, hija mía! Deja de hacerle muecas, no seas tan descarada. ¿Qué te acabo de decir?
Entra en casa de una vez. Deja de chupar esa piruleta. Y ni se te ocurra ponerte el bikini rosa.
Una Lolita muy similar a la de la película de Adrian Lyne. Las sábanas en este caso se convierten en algo secundario dentro del relato, donde lo que de verdad cobra fuerza, es la atracción que siente Lolita hacia su vecino. Un saludo.
Esta narración bien podría ser una precuela de la magnífica ‘Lolita’ de Vladimir Nabokov. La nínfula ya apunta maneras.
Muy interesante la voz narradora de la madre, Esperanza.
Suerte y besos.