57 – BRIGADA ANTIGARABATO (Alberto Moreno)
– ¡Suelta el lápiz ahora mismo, chaval, y mantén las manos donde yo pueda verlas!
A pesar de la expresión aterrada del crío, a la teniente Maroto, disfrazada de tía Angustias para la ocasión, no le tiembla la voz. Sabe que el mundo perdería el equilibrio sin agentes especiales como ella. O sin las brigadas antimarionetas, antimímica, antitarareo… Partes vitales de un plan global que evita que a los niños les crezcan pájaros en la cabeza.
De repente, su móvil vibra estrepitosamente. Debe bajar rauda de la azotea y acudir, junto al resto de patrullas, a acorralar a lo que parece ser una nave espacial. Apostada tras su coche, el corazón le late estrepitosamente. Las armas se cargan, apuntan los tanques, rugen los helicópteros. Sin embargo, cuando la compuerta se abre, del artefacto tan solo emerge un simple muchacho. Un joven flacucho, con gorro, que emite soplidos con una especie de palo con agujeros. ¿No será…? No, no puede ser, debe ser eliminado, piensa Maroto. No, no puede ser, debe ser eliminado, piensan el resto de agentes.
Pero nadie dispara. A cambio, todos los pasos comienzan a encaminarse, alegres, bailones, en pos de aquello tan dulce, tan cautivador.
De aquello que creían extinguido.
Me ha gustado muchísimo el enfoque que le has dado al relato: una brigada antidiversión y antifantasía. Lo bueno es que la imaginación siempre busca sus propios aliados. Me parece de lo más original. La pena, es que hayas repetido la expresión «estrepitosamente» en apenas dos líneas. Por lo demás, un relato maravilloso.
Un abrazo.
Ayyyyy, tienes razón, Rebeca, un fallo gordo gordo (estrepitosamente gordo, jeje). Muchas gracias por tu comentario.