JUL106. LOS CUENTOS QUE YA CUENTO, de Mar González Mena
En el pueblo las cosas son como son y siempre han sido así por la gracia de Dios. Todo el que se va desaparece y de él queda una historia quién sabe si real o no. Casi nadie ha vuelto para demostrar que no lo sea y, quienes lo hicieron, prefirieron no desilusionar a los demás. Como papá. A todos les decía lo que querían oír, pero a mí me contaba la verdad de otros pueblos, ciudades incluso, yo creo que mundos.
Como en los cuentos de mi infancia, un día imaginé baldosas amarillas sobre el camino polvoriento que salía del pueblo. Al poco tiempo se convirtieron en las líneas blancas de la carretera. Las seguí alumbradas por luces de neón, a la sombra de grandes rascacielos y entre el ruido de los coches. Perseguí sueños, viví aventuras, tropecé y me levanté mil veces antes de encontrar el camino de vuelta a este pueblo donde las cosas son como son pero no son la verdad que yo te cuento ni la que tú vivirás.
«Engulle», creo que quieres decir y ese «vaponean», me encanta. Es una manera preciosa de pavonearse. Me lo pido.
Parecemos las «corres-toras» del chat.
Tus comentarios muy profundos y amenos.
Abrazo Ana.
Buen relato y buen pueblo, donde las cosas y los cuentos son lo que son, sin más, con su verdad y su mentira.
Suerte Mar.