80. Acuerdo fraternal
Manu me dice que tengo que eliminar el origen de mis miedos. Mudó su consulta, ¿sabes? Gana mucho dinero, pero a mí no me cobra.
Era tu favorito, digas lo que digas. Con la excusa de sus malas notas siempre estabas con él y a mí me ignorabas. Lo obligaste a dejar el fútbol, para que estudiara. Yo seguí, pero ni caso, nunca viste un partido ni me preguntaste cómo me había ido. Siempre Manu, siempre con el dedo arriba, echándole el discurso.
¿Recuerdas la exposición? Yo representaba al colegio, estaba orgulloso, pero no fuiste. Ni miraste cuando te llevé los dibujos para elegir cuáles exponer. Dejaste de tender la ropa para decirle a Manu no sé qué. Manu siempre. A mí no me pegabas, como a él, y eso me hacía daño.
Cómo son las cosas: tres años llevo ya en esta parroquia y no has dejado de venir a verme. Sin embargo, a él ni una visita. Estoy hablando mucho, son los nervios. Hoy, por fin, voy a hacer lo que siempre me dice Manu. Antes te voy a dar la absolución.
Uf, o mucho me equivoco o esto no pinta bien para la mamá de Manu…me ha gustado. Toda una vida representada en un breve relato que nos da información suficiente para hacernos una idea clara de la vida del protagonista (lo de que le hacía daño que no le pegara es genial, le duele más la indiferencia). Me gusta la narración, tan exacta, tan limpia, sin adjetivos de más ni palabras de menos. Enhorabuena y suerte.
Mónica
Gracias por leer Mónica. Acabará mal, claro. Quien parece ser el favorecido no siempre lo siente así.
Íñigo, final fantastico que refuerza la historia y la enriquece. Suerte y saludos
Gracias Calamanda.Se tataba de mostrar camnos vitales paralelos y que no llegan a los destinos que lo establecido pretendería indicarnos.
Un saludo.