JUL100. PERSPICACIA, INTUICIÓN… de Calamanda Nevado
Cada vez viajaban más mis Erasmus. También noté que, cuando venían a casa de vacaciones, si entraba casualmente a sus cuartos; con disimulo giraban la pantalla del ordenador. Demasiado misterio. Debía indagar, como pudiera, en sus carpetas, ficheros y correos. Encontré poco, aunque los chicos parecían singulares como yo. Escamada, trace mis propósitos: asegurarme personalmente, haciéndome irreconocible.
Semanas después se desplazaban a la Habana; sentados detrás de mí ¡disfrutaban con dos llamativas modelos! Sin imaginarlo, volaban con mi metro setenta, mis cincuenta quilos, entallados, mi peluca rubia, mis gafas de aviador, mis uñas postizas rojas, mis sandalias tacón aguja, mi maquillaje y mi “perspicacia” de madre que reservó, en el Copacabana, una habitación dos puertas anteriores a las suyas.
Con cámara y cautela registré sus entradas, salidas, y las de sus visitas; me aclararon bastante, pero necesitaba verlos para creer. Inquieta, solicité mesa contigua al escenario. Ahí pude entender los secretos de sus “dobles vidas”. El viaje me enseño prudencia, los porqués de sus “conductas” y que ¡Eran bailarines profesionales! interpretando sus coreografías eróticas. Me admiré; como las mías, respiraban elegancia.
Vivimos los tres bailando por el mundo ¿coincidiremos? heredaron mi intuición. Llegaran a desconfiar… Sabrán guardar silencio…como hago yo.
Intentar comprender a los hijos es complicado. Intuir la parte de su vida que no conocemos puede ser útil y bonito. Me gusta. Suerte.