JUL84. EL ÚLTIMO VIAJE, de Mercedes Daza García
Él no me quería.
El viaje fue fugaz como el descenso en picado de mis emociones. Diez metros resumen mi vida. Un amor intermitente que apaga de manera definitiva su luz; anhelos que anhelan; lágrimas no descifradas; lamentaciones enredadas a mi estómago; vestigios de un corazón maltrecho; una obsesión que vuelve a brotar en mi interior; frágiles sentimientos que han agotado su razón; una soledad que busca desesperadamente a soledad; miradas relámpago que se eternizan en un recoveco de mi memoria; un deseo deshecho por amor.
El viaje me enseña un alma transparente refugiada en mi cuerpo durante mi efímera existencia. Escurridiza, una vez liberada de sus ataduras emprende el vuelo espiritual recogiendo esperanzas esparcidas en el aire. Al día de hoy, mi ánima no ha regresado, ni lo hará nunca. Pasa sus días colgada en el filo de una estrella, pendular como nuestro idilio, alumbrando el camino que no recorrimos.
Muchas imágenes sugerentes y metáforas bien elegidas, pero creo que tanta poesía termina comiéndose gran parte de la narración. Suerte.
No acostumbro a utilizar metáforas en mis escritos, pero esta vez creo que la angustia de la protagonista las merecía. También es una manera de jugar con la contraposición que existe a veces entre fugacidad de nuestro actos y lo interminable que sin embargo, puede llegar a resultar el desamor (en un corazón no correspondido). Gracias por tu consejo.
Muchas gracias Ana. Conmovedor tu relato «Dependiente». Un placer.
No sabes como te agradezco tus palabras, con comentarios como el tuyo no se pierde la ilusión de seguir escribiendo. La verdad es que lo pretendía era que fuese un relato triste a la par que liberador, y por lo que me cuentas, por lo menos a ti te lo he transmitido y me alegra mucho saberlo. Voy a darme un paseo por tus textos Ana. Un beso y gracias, de nuevo.
No sabes como te agradezco tus palabras, con comentarios como el tuyo no se pierde la ilusión de seguir escribiendo. La verdad es que lo que pretendía era que fuese un relato triste a la par que liberador, y por lo que me cuentas, por lo menos a ti te lo he transmitido y me alegra mucho saberlo. Voy a darme un paseo por tus textos Ana. Un beso y gracias, de nuevo.
Responder
Me gustó mucho, Mercedes, el sufrimiento del amor está sublimado, pasa de la vida concreta a la transcendencia del alma hacia las estrellas. ¡Felicidades!
Muy poético y en contra de lo que dice Irene, yo o entiendo que habla de la muerte/suicidio o así lo veo, con eso de los 10 metros resumen su vida. En fín que está bonito (a mi la poesía tampoco me va la verdad, pero sí me gusta como suenan las palabras, y lo he leido con gusto. Soledad que busca soledad, que cierto es, lo dicho he pasado un buen rato leyéndolo.
Ana me encantan tus comentarios de los relatos. «Te huyen como si llevases la peste», por desgracia se demasido bien lo cierto que es. Siempre he pensado que quien no es capaz de estar al lado en los malos momentos, tampoco se merece los mejores. UN saludo.
Muchas gracias María, Nicoleta y Ana, me robais una sonrisa. Estás en lo cierto María, habla del suicidio por amor, por eso escribo lo de «Diez metros resumen mi vida» y seguidamente, diez frases referidas a sus sentimientos que justifican que haya optado por el trayecto más corto. Y Ana tienes toda la razón, yo soy una chica muy sensible y no me importa mostrarme tal y como soy, aunque se sufre más, también creo que se vive de manera más intensa. Es cierto que la gente tiene pavor a mostrar sus sentimientos, sus pesares… pero yo creo que es una manera de librarte de ellos. Eso sí, como dices, sin pasarse porque puedes llegar a resultar un «coñazo» y no es cuestión 😉
Mercedes… te leo y me ha venido a la cabeza una persona y yo soy muy intuitiva así que ahí va una pregunta que igual está fuera de tiesto, el alias de «Amelie» significa algo para tí? . Si la respuesta es No, es que te confundo con otra Mercedes-Amelie, y si la respuesta es sí. te diré que si te fijas en las siglas de mi nombre y apellidos, sabrás quien soy.
Lo siento María, no he usado nunca ese alias y mira que me gusta la película…
Una semblanza que «recrea» profundamente las heridas profundas del alma, estas que son producto de las experiencias del corazón y que duelen más que ninguna otra herida. Me gustó.
Muchas gracias Fran. Hay que sacarle fruto a las tristezas.
Perdona, Frank (que me he saltado la K)