JUL65. LO QUE EL VIAJE ME ENSEÑÓ, de Anais Moutsanas Carela
Las colinas agujereadas como donuts, los puentes con boquetes, las carreteras saltadas… todo sucumbía ante Invictus. Sus cuerdas eran punteadas por Ed con la rapidez del fuego. Él apuntaba con ella a lo que quisiera con un deleite doloroso y enseguida aquello volaba por los aires. Yo aplaudía. Nos la había regalado un demonio, junto con nuestras melenas y lentejuelas.
Estábamos terminando “El viaje del horror” haciendo explotar bocas de incendio cuando Ed dirigió la guitarra hacia la casa de Rosa Méndez: mi madre. Mis manos giraron el mástil en dirección contraria. Ed jamás me lo perdonó.
Últimamente recorro “El viaje del horror” dando saltitos por las grietas que provocamos. Ed levita, enfadado, a mi izquierda. También percibo a un diablillo a mis espaldas. Se frota las manos. ¿Querrá que le devuelva a Invictus?
Hola, Ana:
Sí, tu explicación muestra una perspectiva original. Casi aciertas con el final, pero te quivocas de personaje. Ed no creo que vuelva a tocar nada material… nunca.
Felicidades por tu cuento también.
Amiga escritora,
Anais
Me encanta tu entusiasmo, yo también tengo esa cualidad. Seguro que acabaremos muy ciberamigas.
El misterio es…
Efectivamente (vamos a decir que soy yo, para seguir el juego) yo he sido una persona muy sádica, pero era mi compañero quien sembraba el caos, quien llevaba la nota. Ahora tengo las manos manchadas: he vertido sangre. Por eso ese maldito diablillo se interesa en mí.
He dicho mucho,
tu compañera de historias,
Anais
Es un cuento que necesita demasiadas explicaciones, debe de tener dedicatoria.
Me fascina la imaginación de Anain, yo torpe de mí, no he entendido ni jota. También he pensado en rockeros por eso de la guitarra, melenas y lentejuelas, ángeles de infierno y cosas así… intrigante la verdad. Por si acaso he googleado a Rosa Mendez y desde una que hace yojas con vidrio y otra que es luchadora profesional he encontrado de todos. Debo rendirme, tienes razón, a Invictus no hay quien se resista 🙂
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*Nota secreta: durante todo el relato todo gira alrededor de Invictus. Ed es quien puntea sus cuerdas, quien apunta hacia cualquier cosa con ella destruyéndola: Invictus es una guitarra maligna. Cuando interrumpo a Ed para que no mate a mi madre, al momento le liquido a él gracias al poder atroz de Invictus. Él estaba tocando, con el mástil dirigido a la casa materna; le di la vuelta al mástil apuntando a su pecho y él explotó por los aires. Yo sigo viva, no me puedo deshacer de la guitarra así como así, y ahora que soy tan sádica que he asesinado a mi fiel compañero, el diablillo se interesa en mí. Ed me vigila porque soy su asesina y planea hacerme la vida imposible.
Madre mía Anais, menuda imaginación, te lo has currado, sin duda.
Mucha suerte
Un beso
Gracias, VIRGIN, María Elejoste, Inés Zapirain y sobretodo Ana, que casi abandonas este valle de lágrimas intentando descifrar mis retruécanos. Yo no tenía ninguna ilusión en que alguien les prestara atención, pero vuestros interesantes comentarios me han emocionado.
Ana, tú que me tienes mucho afecto, te animo a que eches un vistazo al primer capítulo de El camino de los animales parlantes, en mi blog. Seguramente puedas aportarme una buena idea.
Aunque no te apetezca, feliz verano a ti y a los demás participantes.
Nos leemos en agosto,
Anais
¡Me has dejado sorprendida, amiga Ana!:
Te agradezco que la hayas leído y que te hayas molestado en dejarme tu comentario. Creía que no le prestarías atención, porque es juvenil, y encima fantasía, un género que la mayoría de los adultos detestan.
A mí me gusta, pero necesito amigos escritores con quien intercambiar opiniones y demás. Seguro que hay aspectos que yo no veo y otra gente sí.
Me hace muy feliz que te guste, estoy colgándola poco a poco con timidez, y sólo lo hago cuando alguien me pide leer la continuación. Porque ya la tengo entera, pero casi nadie lee lo que escribo y a ningún escritor le mueve escribir para Nada.
De momento me va bien publicar gratis en mi blog. Espero que no esté tan mal como para que al final todos rechacen continuarla. Es uno de mis grandes miedos. Pero está bien que rechacen seguir leyendo si me dicen qué es lo que no les gusta.
No tengas miedo en decirme tu opinión, sólo me ayudarías a mejorarme como escritora aficionada.
Eres genial, Ana, has hecho suficiente por mí,
te vemos como una persona fantástica,
muchos besos, te deseo lo mejor,
ciberamiga Anais
No sé, Ana:
A mí no me pareces del montón, lo que escribes no está nada mal. Ay, quería aclarar eso de Nada. Me refería que no me gusta escribir para la pared, que haya público, no me gusta escribir para mí misma salvo en el diario. Me parece un gran honor publicar gratis y que te lean. Ya sabes que hay gente que paga para que le lean sus escritos, como son el caso de la autopublicación y la coedición. El escritor aficionado que esté leyendo esto: jamás optes por estas dos cosas. Nunca pagues para que te lean, eso es un grave error.
Gracias por los consejos, Ana,
los seguiré,
besos,
Anais