JUL57. UN CUENTO PARA PERSONAS GRANDES, de Sara Lew
Imagen del asteroide B612,
captada en el espacio por la nave
del comandante
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De niño soñaba con ser aviador para estrellarse en el desierto y encontrarse con El Principito.
De joven, mientras estudiaba para sacarse su licencia de vuelo, soñaba con pilotar una nave espacial y llegar a su asteroide.
De mayor, sin embargo, una vez se halló ante el vasto Universo, fue poseído por las ambiciones, que aplacaron sus sueños. Pasó tantos años ocupado en ascender a comandante, en conquistar planetas inmensos, en acopiarse de las riquezas que sus hombres obtenían arriesgando sus vidas; que olvidó la razón que lo había llevado a emprender ese viaje. Hasta que ya viejo y desgastado como su nave, decidió regresar.
Fue inmensa su sorpresa cuando, camino de la Tierra, se topó con el pequeño asteroide B612. Allí estaban aquellos tres volcanes y la engreída flor para hacerle recuperar sus sueños de juventud.
Supo, entonces, que ya solo le faltaba estrellarse en el desierto para encontrarse con El Principito.
De joven, mientras estudiaba para sacarse su licencia de vuelo, soñaba con pilotar una nave espacial y llegar a su asteroide.
De mayor, sin embargo, una vez se halló ante el vasto Universo, fue poseído por las ambiciones, que aplacaron sus sueños. Pasó tantos años ocupado en ascender a comandante, en conquistar planetas inmensos, en acopiarse de las riquezas que sus hombres obtenían arriesgando sus vidas; que olvidó la razón que lo había llevado a emprender ese viaje. Hasta que ya viejo y desgastado como su nave, decidió regresar.
Fue inmensa su sorpresa cuando, camino de la Tierra, se topó con el pequeño asteroide B612. Allí estaban aquellos tres volcanes y la engreída flor para hacerle recuperar sus sueños de juventud.
Supo, entonces, que ya solo le faltaba estrellarse en el desierto para encontrarse con El Principito.
…porque todas las personas grandes han sido niños alguna vez.
RELATO FUERA DE CONCURSO
YA QUE SU AUTOR ES JURADO ESTE MES
¡qué preciosidad!
¿Podemos mandar ilustraciones, JAMS?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pues la verdad es que no creo que hubiera problema (tendremos que valoraralo) pero lo que tengo claro es que en caso de que se acepten no tendrían valor para el concurso.
Me alegro que te guste, Irene. Yo me he atrevido hoy a enviar una ilustración, porque el micro va fuera de concurso.
Un abrazo.
Precioso relato Sara, una pena que no concurse porque volverías a ser jurado otra vez. Besitos.
Bonito cuento para mayores.
Jurado una vez está bien jajaja.
Un abrazo, Yashira.
Una delicia, Sara!!!
Y el cordero con su bozal??? Je, je…
Felicidades!!!
Menos mal que no concursas, con cariño, eh???
Un saludo de
Marta
Y el cordero ¿habrá emprendido su propio viaje?
Gracias, Marta. Un abrazo.
Plas, plas, plas Sara!!! Me ha encantado, me gusta que le hayas dado tiempo de recuperar sus sueños, que siempre habían estado allí.
Besos desde el aire
Siempre hay tiempo de recuperar los sueños…
Gracias, Rosa.
Besos.
Me gusta, pero una cosa: cuida la puntuación, es fundamental: «en conquistar planetas inmensos, en acopiarse de las riquezas que sus hombres obtenían arriesgando sus vidas; que olvidó la razón que lo había llevado a emprender ese viaje.» Ése ; debería ser una , . Creo que en este tipos de textos, se debe ser muy pejiguero con esas cosas.
Lo dicho, me gusta, pero ojito ¡este consejo es para tod@s, yo el primero! ¡No me odies por ser el poli malo, por favor :(! besos…
Gracias, Javi. Tienes toda la razón, allí debería ir una coma. Y no te preocupes, que yo suelo ser muy quisquillosa también con esas cosas (aunque parece que incluso así alguna vez se me pasa 🙂
Son bienvenidos los comentarios que ayudan a mejorar.
Un saludo.
Para eso estamos, Sara, para ayudar en lo que humildemente se pueda. ¡A todos se nos pasan e incuso se cuelan cosas más graves!
Un beso.
mUY LIN DO. mE MGUSTÓ MUCHO.
m cARMEN gUZMÁN
Gracias Carmen. Un saludo.
Sara, me gusta este relato que te devuelve a la infancia, a esos sueños que una vez marcaron nuestra vida y seguramente la guiaron. Yo he de reconocer que leí «El Principito» de mayor y me causó la misma sensación que si hubiese tenido siete años. Es una historia de aprendizajes, como este tú muestras.
Lástima que no pueda concursar este relato.
Besos.
Yo también leí El Principito de mayor. Y llega porque nos devuelve esa mirada distinta, abierta, casi instintiva que tienen lo niños.
Un abrazo.
Me gusta tu viaje interestelar. Me gusta el despliegue de conquistas y medios… para volver a la esencia. Me gusta que termine recordando su sueño de niñez. Me gusta tu relato.
Un beso grande, Sara.
Gracias por este regalo.
Amparo Martínez Alonso.
¡Oh! Gracias, Amparo. ¿Quién no ha querido volar y conquistar otros mundos? El problema es cuando ese deseo se hace literal. Aunque siempre, como dices, podemos volver a la esencia.
Un beso.
Me gusta tu cuento, lo que transmite…
Felicidades, Sara.
Me alegra que te guste, Inés. Un saludo.
Escribir tan sencillo, tan ameno, tan crítico y tan certero es lo más difícil, qué bien lo haces. Magistral relato. No sé si atreverme a decir esto, pero sin la última frase explicativa habría quedado igual de bonito.
Un abrazo.
Hola, Susana. ¿Sabes? Esa última frase no forma parte del relato. Pretendía ser una nota al pie, en cursiva y letra pequeña, como una extensión del título, cerrando el círculo. Pero al enviar el texto por el formulario no pude editarlo así. Y no quería molestar a más a Jams, que ha tenido la gentileza de adjuntar la foto del «asteroide» y de publicarlo todo tan bonito.
Gracias por tus palabras. Un abrazo.
…oído cocina¡¡¡
Muchas gracias, Jams, eres un sol.
Un abrazo.
Si me hubiera fijado en el título antes de comentar, habría intuído esa línea que ahora aparece en cursivas, estaba claro. Una, que es torpe a veces. Pero fíjate que antes del cambio de JAMS pensé: tengo que releer, algo me ha faltao.
Bueno, gracias mil a los dos. Relato redondo, ahora sí que sí.
Un abrazo.
Es todo un detalle por tu parte que compartas con nosotros un relato como este, gracias por hacerlo. Siempre es un placer leer historias que llegan tan lejos. Y tan dentro.
Un abrazo.
Me alegra mucho que os haya gustado este cuento.
Un abrazo, Paloma.
Y muchos, cuando miramos para atrás, vemos que el viaje nos ha llevado para otro sitio.
Muy bonito Sara.
Un beso
Qué lujo de micro que no concursa, Sara. Mejor, uno menos que echar a pelear…
Esto me va a costar la salud, que decía una tía mía, que murió con ciento tres años…
Un abrazo, compi.
me gusto mucho tu relato Sara…
es una lección de vida para nosotros que a menudo estamos empeñados en «vivir lo real» olvidándonos de los sueños…
Sus sueños de niño y juventud, le cambiaron sus sueños de anciano. Es una moraleja sabia y bella.
Un abrazo.
No se puede aportar mucho más a todo lo que dicen por aquí. Muy bonito, metafórico, con paralelismos… Me gustaría aportar algo, no sólo todas las personas grandes han sido niños alguna vez, si no que las grandes personas siguen siéndolo, y los cuentos no tienen edad… me encantaba y alucinaba ver a mi madre contándoles cuentos a mis hijas, tendría dudas de quien se lo pasaba mejor. Gracias Sara.