JUL45. SOLDADITO VALIENTE, de A. Lorenzo Hernández
-¿Duele? – preguntó mientras levantaba la venda que cubría mi brazo.
-No, mentí.
Mentí porque dolía, pero dolían más otras heridas, las que no sangran, las que quedan grabadas detrás de las pupilas.
En el viaje de vuelta, entre el sueño, el cansancio y la inconsciencia, mi mente se dejaba invadir por el salto de imágenes, que se iban sucediendo sin tregua ni piedad, empeñándose en que la guerra viajara conmigo.
-¿Seguro que no duele?- insistió, mirándome a los ojos
– No es una herida demasiado profunda, es soportable.
– Estas de vuelta, vivo y con mil vivencias para contar en la vejez- sonrió el médico y yo supe que no sabía (o no quería) leer detrás de las miradas
– Sólo un aprendizaje -compartí- Los muertos no son sólo los cadáveres.
Efectivamente, «…los muertos no son sólo los cadáveres». «No sabía leer detrás de las miradas…».
Me ha gustado.
No me imagino nada peor que viajar a través de una guerra.
Un saludo y suerte
Te pueden amputar un brazo o una pierna, pero no la memoria.
Gracias por los comentarios y suerte para ti también.
A. Lorenzo
El relato se sustenta por la frase final, que es un acierto.
Hay muchas guerras en este mundo y muchos tipos de herridas que no son visibles. ¡Tu relato tiene frases antológicas!
Un saludo.
Gracias por tu cometario Nicoleta y mucha suerte.
Aurora, es una suerte para los participantes de este concurso poder contar con tus críticas literarias, tan analíticas y puras. (Por cierto se me escapó una tilde en «estás»).
Saludos.
A. Lorenzo
Muy sabias palabras, muy bueno el relato. Hay heridas que no curan, y la memoria efectivamente no se amputa. Y que cierto que además disfrazamos el dolor con falso valor. Me ha gustado mucho entremezclar díalogos con reflexiones, está muy bien narrado.